Existe la creencia que un candidato puede ganar unas elecciones simplemente siendo guapo. O cuando menos, eso parece que creen algunos despistados, que alucinan que, simplemente por ser bien parecido, Enrique Peña Nieto va a convertirse en el próximo Presidente de la República. Y andan promoviéndolo como si fuera Estrella de Cine en plena campaña de promoción, llenando los programas de TV y las revistas rosas de corazón.
No sé como Peña Nieto permite que lo reduzcan a un simple galán de Televisa. Sus comunicadores deberían promover más sus obras y acciones de Gobierno, que a los eventos a donde asiste con su novia. Peña Nieto está bien posicionado en estos momentos porque, gobierna el Estado más importante del País después del DF, porque ha gastado una buena lana promocionando sus acciones, porque el PRI está a la alza, y un poco, pero un poco, por su fotogenia. Vaya, ser guapo no estorba, pero no lo es todo.
Lo malo es que aquí en Nuevo León existen personas que piensan lo mismo, y suponen que siendo joven y apuesto tienes mayores posibilidades electorales.Si fuera así, Natividad no le hubiera ganado a Mauricio Fernández, Diaz Ordaz jamás hubiera sido Presidente, el Gober “precioso”, continuaría de secretario particular, espantando gente en las antesalas de palacio de gobierno poblano y Palazuelos – el caballo negro – ya sería Gobernador de Quintana Roo mientras que Adalberto Madero ya tendría plaza como maestro de Historia en la UDEM, y no andaría en campaña permanente.
Ojala que el equipo de Rodrigo Medina, uno de los aspirantes a ser candidato al Gobierno del Estado por el PRI de Nuevo León evite, con todo lo que pueda, ese tipo de posicionamiento. Esos grupos de señoras rodeando a Rodrigo, piropeándolo, sonrojándolo con sus comentarios, se ven más falso que el tinte de cabello que usaba Vicente Fernández. Si por guapura se ganará la elección interna del PRI, Marcela Guerra arrasaría. Claro, a lo mejor algunos piensan que así, se distingue más fácil de Abel Guerra, vaya usted a saber.
El caso es que carita no mata estructura partidista, no mata propuestas de campañas, no le gana a colas cortas, a las manos limpias, ni a carreras sólidas, aunque cortas. ¿ No cree usted?
Y de Marcela Guerra nadie comenta nada? Hablamos en este post de guapuras y todos se van por la tangente….. Yo voto por Marcela, aunque se vaya por una diputación…
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Coincido en la afirmación de que la apariencia física nada tiene que ver con la capacidad para gobernar.
Claro que los caritas no pueden esgrimir esta característica como razón para ser eximidos de contar con «colas cortas» o «manos limpias».
Sin embargo, esto no puede ser un brinco en automático a considerar que el sólo hecho de no tener cola que les pisen, o no haberse ensuciado las manos es bastante para poder ejercer un gobierno. Ahí está el ejemplo literal de Felipe Calderón, que flota dejando correr el tiempo sin tomar el control del país.
Además se requiere, como bien se indica, contar con «carreras sólidas, aunque cortas».
Lo que no puede o no debe deducirse de estas consideraciones, es que quien tiene una carrera larga automáticamente debe descartarse.
En realidad no coincido con la afirmación de que Rodrigo «…tiene las tablas y lo ha demostrado desde sus dias como diputado federal..», y es que no conozco ninguna actuación destacada de sus días de diputado federal, o de Presidente de la Comisión de Seguridad.
Peor aún, no encuentro algún acierto en su ejercicio como Secretario General de Gobierno.
El colmo de la falta de seguimiento a los asuntos de política interior en el Estado se ha dado en este último tercio de la administración. Si alguien pensaba que Napoleón Cantú estaba cansado y no ejercía la Secretaría General de Gobierno con firmeza, luego entendió que Rogelio Cerda podía ser fuerte y enérgico, pero que eso no significaba que fuera atento y efectivo.
Pero ante el panorama de la ausencia total de un Secretario General de Gobierno en esta delicada parte del fin de mandato, ante las pifias de su desempeño (Toma del Congreso por el PT, relevo en la CNC, Arco Vial-pleito en el Congreso, manifestaciones de Ucrem…), y ante su falta de oficio político, que sustituye con apariciones en todos los presidiums del Estado y en decenas de presentaciones pagadas en programas de espectáculos y deportes, la realidad nos brinda las siguientes lecciones: [1] hasta Napoleón Cantú y Rogelio Cerda eran preferibles como Secretarios frente a Rodrigo Medina, [2] está comprobado que el hecho de no contar con un expediente sucio no significa que se es apto para ser Secretario General de Gobierno, y [2] quien no es apto para ser Secretario General de Gobierno, en principio, no puede ser apto para ser designado candidato a Gobernador.
La capacidad de aglutinar los mejores esfuerzos para obtener una sinergia entre socidedad y gobierno que logre el mayor desarrollo y la más alta calidad de vida para Nuevo León y sus habitantes, debe ser la premisa para determinar el perfil de un candidato y, por ende, de un gobernante.
El simple hecho de ser joven, no es garantía. Apoyar a una persona sólo porque es joven, en automático implica segregación, discriminación, para aquellos capaces que dejan de ser tomados en cuenta sólo porque no cumplen con una característica que no garantiza eficacia, eficiencia o efectividad.
Un cambio generacional no es necesariamente la respuesta. Que los políticos ya no sean los mismos, no es la solución por sí misma.
La alternativa es evitar el acceso al poder de las personas que, por conocidas, por reiteradas, por haber ejercido el poder antes, sabemos que no son adecuadas.
La alternativa es garantizar que el ejercicio del poder público se entregue a personajes que nos muestren su capacidad, hayan formado parte de la función pública anteriormente o no, porque es sólo la capacidad la que hace que jóvenes o viejos, puedan llevar a buen puerto nuestros destinos.
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