
Simone de Beauvoir es uno de esos personajes que todo mundo creemos conocer, aunque sea incierto. Su vida, llena de clichés -que sí Sartre, que si el sexo, que si el feminismo-, fue fascinante y dejó una huella indeleble en el pensamiento del siglo pasado. Escribió ensayo, textos de corte autobiográfico, y novela: “El segundo sexo”, “Memorias de una joven formal”, y “Los mandarines” son solo un ejemplo de cada género.
Clasificada por la propia autora dentro del género de la ficción, todo alrededor del libro te hace pensar que “Las inseparables” es un texto autobiográfico: la fotografía de la portada, la dedicatoria, no solo el “Para Zaza”, sino el texto de la misma; más fotografías; cartas entre Simone y Zaza, que concuerdan con lo narrado en el texto; en fin, todo indica que Simone volcó en el texto no solo sus sentimientos, sino hechos que realmente acontecieron.
Simone no quiso publicar en vida el texto. En sus memorias, publicadas en los 60´s, dejó entrever que lo había escrito pero que no lo publicaría. No quiero especular sobre sus razones; de Beauvoir no actuaba, no se contenía, presionada por la opinión pública, y mucho menos, pienso, intimidada porque le apeteciera decirle a una niña “las cosas que solo se dice en los libros”.
“Las inseparables” es narrada en primera persona y arranca el primer día del curso, por Sylvie, de nueve años, una niña muy formalita, la mejor de la clase, cuando conoce a Andrée, una niña con “personalidad”, que admiraba a “Don Quijote y a Cyrano de Bergerac como si hubieran existido en carne y hueso” y que se distinguía por su comportamiento descarado y sus “opiniones subversivas”.
Texto de iniciación, de desarrollo vital, de primeros amores y besos, de confusión en los sentimientos y sensaciones, de desarrollo y crecimiento; Sylvia y Andrée viven en entornos dispares, observan sus convicciones religiosas de manera distinta, afrontan las convenciones familiares y sociales juntas, pero con resultados desiguales, y la forma en que sienten, viven y perciben su amistad, es tan divergente como desigual.
“Las inseparables” es la historia de la gran amistad entre dos niñas que transitan hacia la vida adulta, con una Sylvia despojándose de todas las cadenas que le intenta imponer la sociedad, mientras que Andrée se mantiene apresada en un entorno familiar donde impera el fanatismo religioso y los códigos sociales, con su vida futura decretada, y dirigida hacia el matrimonio y la familia.
Con un final trágico y doloroso, “Las inseparables” es una historia escrita con sensibilidad, ingenuidad y veneración, pero también con pasión, con un arrebato juvenil que no trasgrede, no incomoda, no escandaliza, pero que conmueve, enternece, emociona. Escrita en 1954 no envejece, porque a pesar de las décadas transcurridas, las mujeres continúan pagando un alto precio por su libertad. Se las sugiero.