“Todo cuanto amé”, de Siri Hustvedth

Existen lecturas que no te permiten distracciones. Son las que constantemente, en cada párrafo, en cada página te exigen que te comportes como un lector adulto. Nada de evasiones, de evocaciones, de escapar hacia otros mundos, de soñar con convertirte en el personaje de la novela. “Todo cuanto amé” es una novela demandante, absorbente y desafiante.

“Todo cuanto amé” es la primera novela que leo de Siri. Premio Princesa de Asturias de las Letras 2019, novelista, poeta y ensayista, hasta que se anunció el reconocimiento que le otorgó la Fundación Principe de Asturias fue que entró a mi radar lector, eso y a pesar que he leído casi todas las novelas que ha publicado Paul Auster, que tampoco sabía -ni tenía por qué saberlo- que era su marido, hasta que salió lo del Premio.

Quedé gratamente sorprendido. Tan densa como profunda, les mentiría que es una novela para entretenerse. A pesar del título, no es una novela romántica, pero sí, apasionante. “Todo cuanto amé” refleja a las personas, la familia, los cuadros, la carrera, los recuerdos, todo aquello que formó parte de su vida y que Leo, nuestro protagonista, amó.

“Todo cuanto amé” cuenta la historia durante 25 años de Leo Helzberg, su mujer Erika y su hijo Matthew por un lado; y de Bill, su ex mujer, Lucille, el hijo de ambos, Mark y Violet, musa, modelo y segunda esposa de Bill; dos familias que comparten vida, vivienda, vacaciones, intereses artísticos y académicos y construyen lazos tan íntimos y fuertes, que un suceso transforma radical y profundamente la vida de todos.

Narrada en primera persona por Leo, con una exquisita prosa; escrita con una minuciosidad que se aprecia y no te pesa, “Todo cuanto amé” es una novela sobre la amistad, la familia, la paternidad, la soledad y las terribles consecuencias de las adiciones, teniendo como fondo el mundo del arte contemporáneo.

Leo, historiador de arte; Bill, artista plástico; Erika, profesora de lengua inglesa; Lucille, poeta; Violet, Investigadora de psicopatías, trastornos y desordenes femeninos, forman un clan de intelectuales nada pedantes; atractivos e inteligentes; complejos y en ocasiones, insondables. Poseedores de innegables talentos que los complementan, integran un conjunto de personajes bien diseñados, verosímiles y que con sus excepciones, terminas queriendo y admirando.

Dividida en dos partes, es en la primera, donde Leo se presenta y nos cuenta cómo se conocieron y construyeron sus vínculos y sus familias. La segunda se convierte en una especie de thriller, donde se involucra un personaje siniestro del mundo del arte VIP (vídeo, instalación y performance, dixit Avelina Lesper) provocando graves problemas en la estabilidad familiar del grupo.

Concluyendo: novela bien escrita, profundamente documentada sobre temas como el arte contemporáneo, o los trastornos de alimentación, la histeria o las psicopatías femeninas, y hasta sobre la literatura de Henry James; con personajes maravillosamente creados, y que producen profundas reflexiones sobre la paternidad, las relaciones de pareja, la amistad, la actividad artística e intelectual, “Todo cuanto amé” es una novela muy recomendable.
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