
“Los colores del incendio” no es un thriller, no es una novela policíaca, pero arranca con un ritmo vertiginoso, tan trepidante, que pareciera. Así de intensa ha sido mi relación con Pierre Lemaitre. Ya lo extrañaba. Desde diciembre de 2017 que no lo leía. “Los colores del incendio” es la novena novela que le leo, y como en las anteriores, la he disfrutado.
Lemaitre es un editor francés que inició tarde su carrera como escritor. Psicólogo de profesión, trabajó como profesor, y su relación más cercana con la literatura fue capacitando a bibliotecarios, hasta que a los 55 años se animó a escribir, publicando “Irene”, novela policíaca con el Comandante Camille Verhoeven de protagonista, y desde entonces, el éxito lo ha acompañado en cada una de sus novelas.
“Los colores del incendio” abarca un período entre 1927 y 1933, iniciando en Paris siete años después de donde nos dejó “Nos vemos allá arriba”, la maravillosa novela que le valió a Lemaitre el Premio Goncourt del 2013, y nos narra la historia de Madeleine, hija única y heredera del notable banquero Marcel Péricourt, en una Francia entreguerras, sumergida en una crisis de conducción política, donde la corrupción, el tráfico de influencias, el desencanto ciudadano y la traición, desencadenan una crisis financiera que afecta terriblemente su patrimonio.
Ideologías, política, economía, finanzas, periodismo y música, se mezclan en una serie de tramas que nos permite contemplar un retrato de la sociedad francesa que desorientada, va precipitándose, sin darse cuenta, hacia la segunda gran guerra, mientras que nuestra heroína, Madeleine Péricourt, encabezando a una colección variopinta de personajes, proyecta una serie de intrigas y confabulaciones, con el fin de ajustar las cuentas con quienes contribuyeron a su ruina.
Sin tanto humor como “Nos vemos allá arriba”, conforme avanza la lectura de “Los colores del incendio”, nos va arrancando una sonrisa, pues aunque es una novela sobre la venganza, no dejamos de sentir empatía con Madeleine, que nos enseña que cuando se practica en frío, con inteligencia, método, planeación y audacia, el desquite se goza al máximo.
No se vayan a equivocar con “Los colores del incendio”. Si piensan que muy temprano intuirán el desenlace, se van llevar una que otra sorpresita. Nunca le pierdes interés y eso es un gran mérito del autor. Con la novela, Lemaitre se afirma como maestro en el armado de tramas llenas de giros inesperados, pues no en balde es tan exitoso con sus novelas policiacas.
Su maestría no es menor a la hora de diseñar personajes, porque lo mejor de “Los colores del incendio” son ellos, que podrán ser cínicos, traicioneros, abusivos, miserables, lo que usted guste, quiera y mande, pero sin duda, memorables: Madeleine y Paul, su hijo; el Alfil del abuelo: Gustave Joubert; el tío Charles Péricourt; la hermosa amiga Leonce; André Delcourt y su jefe Jules Guilloteaux; sin olvidarnos de Dupré, Vladi, Solange Gallinato, todos ellos a cual más, fascinante.
Realmente les recomiendo mucho “Los colores del incendio”: es brillante y divertida. Créanme, no se arrepentirán.