Es el sueño de casi todos los que estamos enamorados de los libros: tener nuestra propia librería. No creo que exista una idea más idílica que esa. Vivir de los libros; vivir entre libros; compartir con otros lectores nuestra pasión, y además, ganar algo de dinero con ello. ¿A poco no han fantaseado en alguna ocasión con esa visión?
No están para saberlo, pero hace años intenté convertir en realidad ese sueño. Sobra decir que no lo logré, aunque durante un poco más de dos años luché y aluciné con que lo lograría, hasta que las pérdidas diarias y la reducción sustancial de mis ahorros me convencieron que la utopía era precisamente eso: una quimera. Mis vecinos no mostraron el menor interés por mi propuesta, que consistía en una hermosa librería con café-restaurante bien montado.
Es fecha que aún hoy, 20 años después del intento, no ha logrado abrirse ni mantenerse ninguna librería fuera de las que pertenecen a alguna cadena nacional (y de esas, solo 2 locales sobreviven), a pesar de que vivo en una de las poblaciones con más alto nivel económico de México.
El caso es que nuestra heroína y su marido, medio en broma medio en serio envían por mail una propuesta por la librería, y resulta que se sacan la lotería y se las conceden. Hubiera sido de película si la joven pareja emprendedora contara con los recursos para respaldar la oferta; mejor aún si vivieran en la ciudad de Viena: pero ni lo uno, ni lo otro.
Y así empieza una historia de éxito que te da gusto y envidia a la vez, porque la librería de Petra ha estado rebosante de clientes y pedidos desde el día de su apertura, y de acuerdo a lo que pude ver en Internet, hasta al día de hoy; la “Hartlieb Bücher” se ha convertido en un sitio mágico y famoso, gracias a que Petra incursionó, también con éxito, a la escritura de novelas.
En “Mi librería maravillosa” encontraran anécdotas que cotidianamente se viven en una librería: clientes que no saben lo que quieren, del tipo que solicitan recomendaciones sobre una “novela romántica”, sin comprender que existe un arco inmenso entre las historias de Corín Tellado y las de Jane Austen; también cuenta con humor sus experiencias en las presentaciones de libros, con asistencia del autor, donde los “invitados” suponen que la invitación incluye el libro autografiado, negándose molestos y ofendidos a comprarlo.
Transitamos de la mano de Petra por un entretenido y agradable vistazo del mundo editorial: la Feria del Libro de Frankfurt; la relación con los representantes de las editoriales; los contactos con los autores de los libros; el efecto Internet y las grandes cadenas de librerías.
Nostalgia me provocó la lectura del libro de Hartlieb. Cuando abrí Literati soñaba que mis hijas heredarían una cadena de librerías. Leyendo “Mi maravillosa librería”, percibo que Petra comparte sueño, pues su hija se crió ahí, debido a que la casa familiar se ubica en el mismo edificio, conectada por una escalera con la librería. Bella historia.
Bienvenidos a Literati 