“Luz perdida”, de Michael Connelly

Cuando me siento cansado de leer, busco la lectura de novelas policiacas sin pretensiones literarias o complejidades estructurales. De esas novelas de simple lectura pero pletóricas de las cosas que la distinguen: la ciudad, la violencia, la corrupción, el sexo, la soledad, la ambición, la traición, la muerte. Ah, y que sea complejo ganarle la mano al autor anticipándonos en encontrar al culpable o adivinar el desenlace.

Michael Connelly (1956) es un escritor prolífico y exitoso del género. Su escuela fue el periodismo y su escenario ideal Los Angeles. Debutó en el género con la novela “El eco negro” (1992), protagonizada por Harry Bosh, entrañable compañero de ya muchas aventuras literarias y televisivas. La saga de Bosh incluye hasta el día de hoy, cuando menos en México y en papel, 21 novelas y seis temporadas en TV (Amazon acaba de poner la sexta en su prime video).

“Luz perdida”, en edición del 2005 de Ediciones B, es la número 14 que leo de la Saga Bosh. Por razones de distribución, no las he leído en el orden publicado. No importa, o sí, pero no puedo hacer nada para remediarlo. De hecho no he leído “El eco negro”, que precisamente hoy, me llega de Amazon. “Luz perdida” la compré en librería de viejo en septiembre del año pasado.

Sí me imagino que estoy leyendo una novela muy larga, de 21 capítulos de 400 páginas cada uno, llena de raccontos -breviario cultural: un quiebre en el relato volviendo al pasado, pero este último no es tan repentino y es más pausado en lo que se refiere a la velocidad del relato- no me molesta tanto. Pienso en “Back to the future”, y me calmo.

En “Luz perdida” nos encontramos con Bosh recién jubilado, que para no andar de ocioso, decide investigar un asesinato que no logró resolver cuando era detective. El homicidio de una joven ayudante de producción cinematográfica ocurre unos días antes de que una banda de asaltantes roben, a punta de pistolas, 2 millones de dólares en un set cinematográfico donde trabajaba la productora asesinada. Los dólares en efectivo, y de a deveras, los había exigido el director de la película para darle realismo a una escena de la película que trataba, ¿de qué creen?: un asalto donde los ladrones se llevaban 2 millones de dólares!

La historia ocurre poco después del acto terrorista del 11-S, y como ocasionalmente sucede en la carrera de Harry, su caso se enreda con otro que investiga el FBI -no lo puedo asegurar, pero quizá en esta novela es cuando inicia su serie de desencuentros con esa Agencia Federal- porque la desaparición de una agente de la agencia se relaciona con el asesinato y el robo.

Una rareza que no importa pero la menciono: el título de la novela hace referencia al papel que jugó Harry en Vietnam. Su labor consistía en introducirse a los túneles que utilizaban los vietnamitas y la luz perdida era el resplandor que lo guiaba en la oscuridad. Otra curiosidad: está narrada en primera persona, una rareza en Connelly. Tercer apunte: para los que no lo saben, el nombre de Harry es Hieronymus.

La novela la leí en dos sentadas. La recomiendo para estos días que la concentración no nos resulta fácil. PD: acaban de llegar “El eco negro”, “Hielo negro” y “Cuesta abajo”, otros tres casos de Harry Bosh que no he leído.
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