“Memorias de un psiquiatra”, de Irvin D. Yalom

Descubrí a Irvin D. Yalom a principios del 2001, cuando pasaba por una crisis personal y familiar inesperada, pesada, dolorosa y complicada. El libro “Desde el diván”, donde narra una serie de historias de pacientes que acuden al consultorio de un psiquiatra buscando respuestas a sus angustias, ansiedades y conflictos, fue el primero que leí, y me enganchó, por sus virtudes literarias, pero también porque en esa época andaba por las mismas, en un diván, buscando herramientas para afrontarlas y superarlas.

“Desde el diván” es un grupo de relatos de ficción que trata con un humor inseperado, una serie de casos serios y sustanciales que les ocurren -al parejo de una serie de eventos surrealistas- a una serie de personajes, que acuden al consultorio de un psiquiatra -también de ficción (jaja)- en plena crisis de la mediana edad, con una mente febril y cargada en exceso por sus fantasías sexuales. Recuerdo que me divirtió mucho, y me ayudó en mis broncas poco.

Irvin D. Yalom (1931-) es un psiquiatra dotado con grandes habilidades como escritor. Tiene el don para narrar a manera de casos clínicos, hechos médicos y científicos, transformados por su talento, en relatos de ficción. Lo hace de manera tan atractiva, que alcanzó el éxito científico, y el reconocimiento popular, convirtiéndose en un autor reconocido, traducido y leído, sin abandonar su consultorio ni las aulas de la prestigiosa universidad californiana de Stanford.

La bibliografía de Yalom es extensa, y cubre sus publicaciones académicas, novela, relatos cortos y ensayo. Tres de sus textos se convirtieron en obras cinematográficas; ha sido galardonado con varios premios por su labor en el campo de la psiquiatría, y con el Premio de Oro del Commonwealt Club a la mejor novela de ficción por su libro “El día que Nietzsche lloró”, que a mi me encantó.

Hijo de inmigrantes judíos llegados de Rusia para asentarse en Washington, Irvin destacó en las aulas desde la primera infancia. Con unos padres dedicados cien por ciento al comercio, avergonzado -inexplicablemente para mi- de cierta manera de sus orígenes, encontró en el estudio, la enseñanza y la práctica de la medicina psiquiátrica el campo propicio para obtener el reconocimiento profesional que buscaba, y en la escritura de novelas y relatos de ficción, la fama y el dinero que su Ego reclamaba.

“Memorias de un psiquiatra” me resultó un texto bien escrito, honesto y sincero. Yalom es un gran divulgador de su ciencia, como lo fueron Oliver Sacks, Desmond Morris, o Carl Sagan, respetados científicos que nos acercaron a la ciencia con sus textos, descubriéndonos universos que, si no fuera por sus estilos narrativos, por su prosa clara, su lenguaje sin artificios ni pretensiones, y por el talento que utilizan para narrarnos sus “casos”, nos permanecerían cerrados.

Para los lectores que no les interesa en demasía los temas científicos como la psiquiatría, “Memorias de un psiquiatra” narra también el proceso creativo que desarrolla su autor para escribir sus libros. Existen lectores que nos gusta conocer el laboratorio de donde surgen las obras, y en su libro, Irvin nos da cuenta de donde le florecen las ideas, los lugares en que se acomoda para escribir, pero también de sus relaciones con agentes, editores y lectores, sus giras promocionales; en general, con su biografía, podemos acercarnos a sus fuentes de inspiración y vida del escritor .

En estos tiempos me resultó irresistible buscar un poco de sosiego en la lectura de un autor que mezclando la psicología con la filosofía, nos abre una ventana para conocer mejor la condición humana, y reflexionar sobre sobre temas centrales, y tan presentes en esos días, como lo son el amor y la pérdida.
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