Digo, quizá que yo les comente un libro sobre este tema les parezca aún más curioso que el mismo libro, pero déjenme decirles que estoy ligado a la Lucha Libre porque mi padre fue luchador profesional en los 50´s, así que con esa razón principal, más mi voracidad para leer casi de todo, me atreví a leerlo y a comentarles algo sobre el tomo.
De hecho en la página 133 el autor narra la escena de la “Última lucha” que protagonizó Wolf Ruvinskis luchando contra mi padre Alex Romano, cuando Ruvinskis aplicándole un candado a la cabeza, a sabiendas de que tenía una lesión en la cabeza, le provoca un desmayo arriba del ring, y termina falleciendo en el vestidor, de ahí el título de la película. (Lloramos a pastos cuando la vimos en el cine. Yo tenía tres años, así que imagínense la impresión, todavía la recuerdo; fue en el Cine Americano que estaba en Venustiano Carranza).
Casi todos los mexicanos conocen la Lucha Libre; son pocos los pueblos y ciudades de nuestra república mexicana que no ofrezca periódicamente temporadas de lucha libre. Son muchas las empresas, chicas medianas y grandes que se encargan de promoverla a todo lo ancho y largo del país. Son miles los luchadores, la mayoría condenados a lesiones y poco reconocimiento más allá de sus pueblos.
La lucha es deporte, espectáculo, cultura, sangre y desahogo social. El “rómpele la madre”, “ “pártele el hocico” o “queremos ver sangre” son los gritos que todos los asistentes a las arenas escuchan una y otra vez.
En fin, si tengo entre mis amigos del Face a alguien que además de leer, le guste la Lucha Libre Mexicana, gozará de este pequeño libro, que pone sobre la mesa el tema del sangrado de los luchadores durante sus combates; ¿es de adeveras, o puro cuento? Este libro les dará una amplia y bien documentada respuesta.
178 páginas