A que caray. Realmente que el acto terrorista perpetrado en Morelia, Michoacán, cuna del Presidente Calderón pegó y fuerte en el ánimo de mucha gente. No me atrevo a decir que en todos los mexicanos, pero sí, que cuando menos a todos con los que he tenido contacto desde ayer están, si no asustados, cuando menos perplejos, sin poder aún cuantificar las consecuencias que el giro que dio el combate al narcotráfico tendrá en sus vidas.
El día del Grito se cruzó una raya; se traspasó un límite. Los mexicanos sabíamos que existía el terrorismo, pero nunca lo habíamos vivido tan de cerca. Y ahora no tenemos claro si ahí parará la cosa, o al contrario, ya envalentonados por haber cruzado esa raya, los terroristas continuarán atentando contra los mexicanos buscando, no sé qué, porque lo que sí sé es que el Estado Mexicano va a responderles con todos sus recursos, que no son pocos.
Hay miedo. Hoy platicaba con un cliente que asustado, y me comentaba que se ha desatado en Monterrey una ola de secuestros contra cirujanos plásticos, expuestos públicamente por las campañas de publicidad que han lanzado para promover sus servicios más allá de Monterrey, considerada en algunas encuestas como la ciudad donde se realizan más operaciones de cirugía estética en el País y con un lugar relevante mundialmente.
Me informó que muchos están considerando bajar su perfil, cambiar de automóviles y algunos hasta de residencia, pues aunque el solo conoce 2 casos de amigos cercanos que los secuestraron, sabe, a través de pláticas que son muchos más casos que esos dos. Miedo, preocupación mostraba su cara cuando platicaba lo anterior. Vulnerable lo sentí y me preocupé también. Todos estamos expuestos a estos criminales.
Narcotraficantes, secuestradores y ahora terroristas. Todos juntos y revueltos, aprovechando la incapacidad que ha mostrado el Gobierno para ofrecernos seguridad y para perseguir y refundir en las cárceles a estos culeros, que se creen y se saben inmunes ante la autoridad, y solo les preocupa que las pandillas rivales no les partan su madre. Estoy encabronado. Estoy preocupado. Que no nos ganen, que no nos aterroricen, mejor enojados que asustados, ¿no cree usted?
Pinche cancer social llamados comunmente narcos como si solo existieran ellos, con lo de antier cruzaron el límite debil que existía. Es para estos casos en que pienso sobre la existencia de la pena de muerte, o ponerlos a chambear en las carceles y no solo mantenerlos que trabajen.
Pinches cabrones, neto que necesitan meterles un chip con una granada por donde sea pero que no se lo puedan sacar para tenerlos bien ubicados y cuando quieran matar a otros se les explote…
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