
Lo escribe el propio autor en “La enfermedad de escribir”: “Con Bukowski, el veredicto está en el aire: no hay punto medio, o se le ama o se le odia”. Y, agrego yo: existe un numeroso grupo de lectores y lectoras que quizá, no se le acercan por prejuicios, por opiniones preconcebidas, por valoraciones en relación a su conducta, más que sobre su literatura. Yo, ya lo confesé, me encontraba entre esa comunidad, y mis razones giraban alrededor de que consideraba innecesario, entre tantos autores que descubrir y re leer, conocer a un personaje tan controversial.
Poeta, cuentista, y polémico columnista, Anagrama, que fue la editorial que lo publicó en Hispanoamérica, se decidió primeramente por presentar sus novelas -casi todas auto ficción-, que Bukowski considera del “género” ficción creativa. “Cartero”, “Factotum”, “Mujeres”, “La senda del perdedor”, “Hollywood” y “Pulp” son las novelas publicadas por la editorial catalana. Y las leí todas. Ahora, a 28 años de su fallecimiento, Anagrama nos presenta una interesante propuesta: una selección de la correspondencia del viejo indecente.
De su poesía, navego por las páginas de “lo más importante es saber atravesar el fuego”, un excelente antología bilingüe publicada por el Fondo de Cultura Económica, y las del libro “Poemas del viejo indecente”, otra antología publicada por el Angelito editor, un admirador, supongo yo; pero mi fuente principal es YouTube, escuchar y ver en video a Bukowski es, créeme una experiencia.
“La enfermedad de escribir” es una selección de cartas inéditas de la correspondencia -ordenadas cronológicamente, de 1945 a 1993- que estableció Bukowski con editores, escritores, críticos y amigos, donde aborda el tema de su oficio y su arte. Leyéndolo, creí captar una tenue transformación -¿producto de la madurez?- entre el autor menospreciado, incomprendido y rechazado, con el escritor de éxito, aunque sin modificar su posición siempre tajante sobre lo que es arte, poesía o literatura.
“El arte es su propia excusa, o es arte o es otra cosa. O es un poema o es un trozo de queso”; “… no me fijé demasiado en la gramática, así que escribo por amor a la palabra y al color, como si arrojase pintura cinta un lienzo…”; “Nos interesa el color, la forma, el significado, la fuerza…, los pigmentos que realzan el alma…”; “Mis poemas no son esmerados, sino expresiones más bien fortuitas y arbitrarias que persiguen una mayor fluidez…”;”… creo que las palabras son más bonitas y poderosas cuando se escriben mal.”; “… un poema no debería ser un poema, sino un fragmento de algo que sale bien…”; “El arte solo es inteligente si te sacude las entrañas…”; “Cuando escribo un poema, quiero que tenga vida y mala leche…”; “Un escritor solo es escritor si escribe ahora, esta noche, en este preciso instante”.
A Charles Bukowski le llegó el reconocimiento como autor en la última etapa de su vida. Mientras tanto, se dedicó a hacer “chambas” para comer, beber, pagar la renta y jugar en el hipódromo. Se nota, de lo que he visto y leído, que Charles se divertía mucho comportándose como el personaje que creó: grosero, borracho, peleonero, perverso, misógino, jugador, promiscuo, pero talentoso, ingenioso y carismático.
Independientemente de los que puedas pensar sobre Charles Bukowski, acerca de sus extremosas opiniones sobre la enseñanza de la creación literaria y los talleres de escritura creativa, las referentes a otros escritores, como Faulkner o Hemingway, o acerca de los poetas contemporáneos, “La enfermedad de escribir” ofrece la oportunidad de conocer y reflexionar sobre el proceso creativo del escritor, proceso que insisto, permaneció inalterable durante su vida: escribir, vivir, escribir, beber, escribir, beber, escribir, coger, escribir, escribir, escribir, escribir a diario, a borbotones, a ritmo de ametralladora, porque como le escribe a Carl Weissner, “los únicos escritores que lo hacen bien son los que escriben para no enloquecer”.
Selección de cartas apasionadas, despiadadas, ásperas, contundentes, intensas, honestas, audaces, cínicas, amenas y divertidas. “La enfermedad de escribir” es un libro de Bukowski en su estado puro, que se puede leer como si fuera novela, pues gracias al trabajo del editor y traductor, Abel Debritto, posee la fuerza literaria característica de sus obras. Lectura creo yo, imprescindible, para los fanáticos de Charles Bukowski.¡Te leo!