
El segundo capítulo del libro parecía confirmar mi dudosa creencia: Gabriela Weiner deambulaba por el aeropuerto Barajas buscando vuelo trasatlántico para acudir al llamado de su familia, que le anunciaba la inminente muerte de su padre, víctima de un cáncer. Cuando arribó a casa, ya no tenía padre, pero sí un puñado de cosas que le legó, entre ellas, su teléfono y “el famoso libro escrito por Charles Weiner”.
Páginas más adelante intuí que la historia que nos contaba Gabriela podría tomar otros rumbos diferentes a un testimonial doloroso y desconsolado sobre la vida y la muerte de su progenitor. Entre la hojeada al apéndice del libro y el momento en que Gabriela se decide encender el teléfono de su padre para indagar sobre la mujer con la que su padre “mantuvo una relación paralela y clandestina de más de treinta años y otra hija fuera del matrimonio”, a la crónica que yo esperaba, le brotaron otros derroteros.
Nunca había leído a Gabriela Weiner (1975-), peruana, limeña para más señas; periodista, dramaturga, poeta, creadora de performances literarios, militante activa en el feminismo, autora de libros sobre su embarazo o sus memorias sexuales, de crónicas e investigaciones periodísticas, relatos autobiográficos y poemarios; Gabriela es, por lo que ahora sé, una reconocida cronista, Premio Nacional de Periodismo de su país y todo un personaje por algunas peculiaridades de su vida privada, que reservada, reservada, no lo es tanto.
Todas las historias de familia son interesantes, solo se requiere de contar con el cronista adecuado. “Huaco retrato” resultó, sí, en parte crónica, especie de diario de duelo, que escribe Gabriela Weiner como parte del desconsuelo provocado por la muerte de su padre, pero parece también un pretexto para sumergirse en la búsqueda sobre sus orígenes, y la influencia que ejercen estos sobre su vida; es a la vez, también, un relato sobre una crisis en su relación poliamorosa, producto de una infidelidad.
Charles Weiner es un explorador austríaco, especie de Indiana Jones que escribió un libro sobre el Perú, país donde expolió, durante sus andanzas arqueológicas, una colección de más de 4 mil piezas de cerámica prehispánica que se exponen en un museo parisino, y que además, durante sus aventuras peruanas, dejó un hijo bastardo: Carlos, bisabuelo de Gabriela.
Un Huaco retrato es una pieza de cerámica que busca representar lo más fielmente posible el rostro de un indígena. Para Gabriela, un Huaco retrato es la foto carnet prehispánica. Escribe que de tan realista, al ver uno, es para muchos “como mirarnos en el espejo roto de los siglos”.
“Huaco retrato” me resultó una especie de artificio literario muy atractivo, con el que Gabriela elabora un equilibrado juego de espejos que parecen ocultar una parte de la imagen que posa frente a ellos; es un relato de autoficción o de no ficción que utiliza Weiner para escribir sobre temas serios como la historia de expoliación y depredación que sufrió el continente latinoamericano, a la vez que nos cuenta significativas e íntimas historias personales y familiares, llenas de celos e infidelidades, pero eso sí, escritas con humor, sarcasmo e irreverencia, que hace de su lectura, una experiencia agradable. ¡Te leo!