“Leviatán”, de Paul Auster

Novela de aparente lectura complicada, perfilada por una fuerte carga de filosofía y política, poblada por un puñado de personajes tan complejos como fascinantes y perturbadores, escrita con una delicada prosa, que traductores de poesía como Auster, son capaces de crear, “Leviatán” es una lectura imprescindible para los admiradores del novelista estadounidense y muy recomendable para aquel lector que desee conocer a uno de los más prominentes escritores estadounidense contemporáneos.

Inmerso en un extraño, largo y profundo bache lector, con un poco más media docena de lecturas sobre la mesa, que avanzan de manera morosa, la novela de Auster fue la única que logró engancharme del principio al final durante estos raros, muy singulares días, y eso, a pesar de que su lectura no resulta fácil, ni siquiera a lectores devotos de Auster, como yo, que le rendimos culto, como lo podrás constatar observando mi colección de sus libros.

Sorpresa agradable. Cuando pensaba que contaba con todas sus novelas, recién me encontré con esta nueva edición -la Duodécima- de Anagrama, que publicó “Leviatán” por primera ocasión en el ya lejano 1993, y que se me había escurrido sin darme cuenta. Afortunadamente la encontré, la compré, la abrí y ya no la solté, y así, descansé de los perturbadores pensamientos que me asaltaban por mi insólita incapacidad para terminar libros que me agobia estas últimas semanas.

Paul Auster (1947-) es traductor, escritor (novela, cuento, memorias y autobiografías), guionista de cine y teatro y director cinematográfico. Nació en Nueva Jersey, EU. Casado con la gran autora Siri Husvedt, ha sido galardonado con el Principe de Asturias de las Letras 2006 (A Siri se le concedieron en el 2019) y pronto llegará (espero) a nuestras librerías su reciente novela: “La llama inmortal de Stephen Crane”.

“Leviatán” es un arduo pero interesante ejercicio metaliterario, como a los que nos tiene acostumbrados Auster, donde cuenta la historia del novelista Peter Aaron (¿notas las iniciales?) mientras escribe frenéticamente, a contra reloj -se podría decir-, un libro que titulará “Leviatán”, donde relata la historia de su intimo amigo, el también escritor Benjamin (el nombre completo de Auster es Paul Benjamin) Sachs, aguijoneado para terminarlo lo más pronto posible por una investigación sobre una explosión de un automóvil, puesta en marcha por FBI, y que involucra al propio Aaron.

No me gusta mucho utilizar la palabra compleja porque te puedo dar una impresión equivocada de la lectura. Auster arma sus novelas con una estructura narrativa construida por ramificaciones que te conducen a historias que contienen otras historias, pero su talento y la aparente sencillez estilística que utiliza te hace navegar por ellas sin tropiezos relevantes.

A mi me gustan mucho las novelas de escritores. “Leviatán” trata sobre la amistad de dos escritores que se conocieron de “casualidad” en un Bar en Nueva York y que transcurre durante el período 1970-1990 del Siglo XX, manteniendo como telón de fondo eventos políticos como la Guerra de Vietnam y la Fría, con todo y la caída del Muro de Berlin, lo que da pie para cavilar en temas como la violencia política y la individualidad dentro de una sociedad democrática como la estadounidense.

Pero “Leviatán” también trata sobre el amor, el poliamor, el sexo, el engaño y las mentiras, que no es lo mismo. La complejidad psicológica de los personajes que creó Auster: Ben, María, Fanny y Lillian, le otorgan una solidez, una credibilidad a sus comportamientos, sus reacciones, a sus relaciones, a los embustes que le cuentan a Paul Aaron, que al igual que ellos juegan con él, él nos reta como lectores a descubrir la realidad.

Narrada en primera persona, la mayor parte sobre el pasado, aunque descolocándonos un poco cuando entra una voz en tercera omnisciente, quizá este texto te haga pensar que “Leviatán” es una novela enredada y engorrosa pero créeme que no lo es. “Leviatán” es una novela sobre escritores, con suspenso y ritmo que te invito a leer, mientras yo ¡Te leo!
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