
Espero que me disculpes por traer tan pronto otra novela de Pilar Quintana, la última galardonada con el Premio Alfaguara de Novela 2021. Tantos autores por conocer, tanta obra por leer, y no me pude resistir a a la lectura de “La perra” cuando me la encontré, en un improbable estante de la librería, el mero día de Saint Jordi, mientras aún tenía presente en mi mente las buenas sensaciones que me dejó “Los abismos”.
Varios miembros del grupo me la recomendaron cuando platiqué sobre la Alfaguara 2021. La busqué primero OnLine, en mis librerías mexicanas habituales, y en todas, la reportaron como agotada. El 23 asistí a una de ellas, y neceando, la busqué, solo por no dejar, conociendo como conozco el pésimo sistema informático de venta en línea de esa librería. Y ahí estaba: sección literatura hispanoamericana, ordenada alfabéticamente, en la Q.
La vi tan delgada, tan breve, que me animé a leerla de inmediato. Es raro que lea dos libros del mismo autor tan seguido, pero lo sentí razonable. Tenía disponible el resto de la tarde del Día del Libro, y “Yoga”, el último libro del controvertido francés Emmanuel Carrère podía esperar al sábado. Y sí, sus 108 páginas me permitieron cerrar el viernes contento con su lectura.
Pilar Quintana (1972) nació en Cali y ha escrito 5 novelas y un libro de cuentos: “Cosquillas en la lengua” (2003), “Coleccionistas de polvos raros” (2007), “Conspiración iguana” (2009), “La perra” (2017) y “Los abismos” (2021). “La perra”, ha sido traducida a quince idiomas y reconocida con el Premio de Narrativa Colombiana y un PEN Translates Award.
Damaris es una mujer afrocolombiana, robusta, sólida, de piel oscura -vaya con la corrección política- y manos torpes por enormes. Vive con Rogelio, su marido, tosco pescador, hombre serio, callado y trabajador, medio bruto, pero no tan mal compañero.
Cerca de los cuarenta, después de años de esfuerzos por concebir un hijo -curas con hierbas, brujerías y rezos incluidos-, se decide por adoptar a Chirli, una perra recién nacida, con quien rápidamente crea un vínculo casi maternal, tensando su relación con Rogelio, en un matrimonio ya en crisis por los problemas inherentes a la infertilidad.
“La perra”, breve pero profunda, lectura cordial, pero sin complacencias. Con una estructura sin complicaciones y una prosa tan delicada y precisa como la de “Los abismos”, que hace que la lectura fluya con un ritmo sereno y relajado, totalmente opuesto al de las olas violentas que rompen contra los acantilados que bordean a ese pueblo de “una calle larga de arena apretada con casas a lado y lado”.
Los sueños, la angustia, la soledad, el mar, la lluvia, los moscos; tierra dura cuyas características y ubicación desconocía, y que gracias a la novela de Pilar Quintana y la ayuda de Google pude conocer, aunque someramente, la dureza que el Pacífico colombiano impone a sus habitantes.
Novela seria, narrada con un tono denso, que nunca cayó en la tentación de aprovecharse de los brujos indígenas y la herbolaria popular para encasillarse en la arbitraria clasificación de “realismo mágico”. Sí, queda claro que una negra pobre que vive en el Pacífico colombiano no tiene acceso a tratamientos de fertilidad, pero tampoco a soluciones “mágicas” a un problema que nos las tiene.
“La perra” trata sobre temas importantes, formales, serios: la maternidad, la fertilidad, y la frustración que provoca lo inalcanzable; el matrimonio y sus presiones hacia la mujer para parir y sus promesas de felicidad incumplidas; el racismo como parte de una estructura social y económica y las diferencias entre clases sociales. Excelente lectura, gracias por recomendármela ¡Te leo!