
No resulta extraño que “Lo bello y lo triste” haya sido mi primera lectura de la obra de Kawabata; nunca alcanzará la vida para leer a todos los maestros de la literatura universal: ¡Qué más quisiéramos! Sin embargo, los lectores asumimos con pesar, que siempre tendremos una lista interminable de autores y libros que seguramente no alcanzaremos a leer.
Y si no es insólito conocer hasta estas alturas de mi vida a Kawabata, sí lo es -y eso es lo más peculiar-, que “Lo bello y lo triste” sea el primer libro de su autoría que llega a mi casa. ¿Aparecía poco o nunca en las librerías mexicanas? ¿No las veía? ¿No coincidimos? Tantas horas en las librerías buscando autores desconocidos, y ¿nunca me atrajeron sus propuestas literarias? Lector de Murakami, Oê y Mishima ¿no me intrigó conocer al primer Nobel nipón?
La verdad, no tengo respuesta. Lo que sí recuerdo es que fue gracias a distintas menciones elogiosas sobre diferentes novelas de Kawabata, referencias que leí en grupos del Facebook como este, que su nombre terminó, inconsciente pero firmemente fijado en mi mente. Indudablemente las redes sociales son una inagotable fuente de referencias literarias que benefician a los lectores.
Apenas este miércoles, recogiendo el último volumen de la colección de Novelas Eternas lo encontré, medio escondido en uno de los estantes más cercano al suelo de la librería. Único ejemplar, no dude en llevármelo, junto con “El profesor”, de Charlotte Brontë; llegando a la casa dejé lo que estaba leyendo y me sumergí en la historia de Toshio Oki, Ueno Otoko y Keiko Sakami.
Yasunari Kawabata (1899-1972), escritor japonés, miembro de la generación de Junichiro Tanizaki, y mentor de Yukio Mishima, recibió el Nobel en 1968. Periodista y novelista, también incursionó en los relatos cortos, y al igual que su pupilo Mishima, se suicidó, él, inhalando gas en su biblioteca. “Lo bello y lo triste” se publicó en 1965, y fue traducido al español en 1977.
En “Lo bello y lo triste”, Yasunari nos cuenta la historia de Otoko, una reconocida artista plástica que, en esa serena plenitud tan femenina que alcanzan las mujeres acercándose a los cuarenta, vive con Keiko, una bellísima joven en sus impetuosos veinte, artista como su mentora, terca, apasionada, sensual, y muy enamorada de Otoko; Keiko, afectada por los celos, desprovista de condicionantes morales, buscará vengarse del primer y gran amor de su amada.
Toshio Oki es un exitoso novelista que se interpuso entre la pareja de pintoras cuando, inmerso en una crisis existencial, y por un impulso un cuanto tanto extravagante, producto de su vacío interior, de la nostalgia y la añoranza, retorna a la vida de Otoko, tras mucho tiempo sin contacto, veinte años después de que la abandonara, luego de seducirla, dejándola embarazada, siendo ella una adolescente con apenas 16 años.
El primer gran éxito de Oki como escritor fue su novela “Una chica de dieciséis”, donde relata “… la trágica historia de amor de una muchacha muy joven y de un hombre joven aún, pero casado y con un hijo. Pero la belleza de aquella historia había sido acentuada hasta el punto de escapar a cualquier cuestionamiento moral”, obviamente, una idealización de su propia historia con Otoko.
“La novela no podría haber existido sin su historia de amor. Y esa historia era la razón de que la novela fuera tan leída. Si él no hubiera conocido a Otoko, nunca habría sabido lo que era un amor como aquél. El encontrar un amor como aquél a los treinta años podía considerarse una fortuna o una desdicha él no habría sabido decir qué era, pero no cabía duda de que había posibilitado su exitoso debut como autor”.
Historia de amor, pasión, celos y venganza; acerca de la carencia de escrúpulos, de los impulsos destructivos y de la violencia que generan. Relato sobre el transcurrir del tiempo, y las marcas que su inexorable paso deja en nuestras vidas.
Novela narrada con una prosa exquisita y delicada; con personajes complejos, sólidamente construidos y caracterizados con una profundidad psicológica que nos facilita de cierta manera la comprensión y la aceptación de sus acciones; sobresaliente novela corta, intensa, inmensa, narrada con tal habilidad que te quedas con la certeza que Yasunari Kawabata es un maestro cuya obra es imprescindible conocer. ¡Te leo!