“Canción Dulce”, de Leila Slimani

Inicio impactante, dramático, intenso, angustioso: “el bebé ha muerto. El médico aseguró que no había sufrido… La niña, en cambio, seguía viva cuando llegaron los servicios de emergencia. Se debatió como una fiera. Había huellas de forcejeo, fragmentos de piel en sus uñitas blandas”.

Novela sobre el sueño de la maternidad ideal, la imposible: aquella donde los descendientes no son un obstáculo al éxito, a la libertad; la que se puede vivir sin sacrificar parte de la vida en beneficio de otros, cuando los otros, son tus propios hijos; maternidad donde los cumpleaños de los retoños son motivo de alegría y placer, y nunca, causa de angustia y sentimientos de opresión y agobio.

Historia de una niñera con poderes de hada, que llega a un hogar de padres frustrados y angustiados, porfiando, enfrascados y debatiéndose entre las obligaciones familiares y las ambiciones personales, quien con sus poderes mágicos transforma una casa asfixiante, exigua, en una especie de palacio apacible y luminoso. Ser invisible e indispensable, sosteniendo sola el frágil equilibrio de un hogar desatendido.

Paul, el marido, un padre construyendo un futuro muy personal en la industria musical; Myriam, la madre ambiciosa, anhelando realización profesional y admiración universal como abogada; Mila, la niña tan lista como manipuladora, y su hermano Adam, el bebé alegre de la casa, integran una familia como todas, como la de cualesquiera.

Louise, la mujer sensata y bondadosa; la nana, la hada, la cocinera, la asistente todo terreno; la que ordena la casa, adorna un jarrón con flores, prepara una bonita mesa y cocina todos los viernes para todos los amigos de Myriam y Paul.

Louise, la que se mueve discreta y poderosa entre bambalinas manejando los hilos sin los que la magia no existe; la fuente infalible de la felicidad de ese hogar; la niñera irreal, que parece surgida de un libro de cuentos.

Para discernir, descifrar, entender… para comprender los por qué, precisamos saber, conocer algo de Jacques, el amargado marido, el quejumbroso, el picapleitos colérico y envidioso que siente como una afrenta personal el éxito de los demás… Y a Stéphanie, la hija de Louise; el primero muerto, la segunda, perdida por el mundo en busca de la vida.

Recuerdo que llegué a “Canción dulce” gracias a uno de los programas televisivos de Rafael Pérez Gay, “La otra aventura”, donde trató sobre la actualidad de la literatura francesa. Leila Slimani (1981-) nació en Marruecos, de padre marroquí y madre francoargelina, y no sé cuál será el estatus que el gobierno francés les concede a ciudadanos como Leila, porque Wikipedia dice que es francomarroquí.

Leila Slimani se graduó en el Instituto de Estudios Políticos en París, y se especializó en periodismo. “Canción dulce” es su segunda novela y fue galardonada con el prestigioso Goncourt 2016. “Jardín del ogro”, que aborda el tema de la adicción sexual femenina es su primera novela, y también publicó un el controversial ensayo “Sexo y Mentiras!.

No es fácil disfrutar de una oportunidad para conocer a autores como Leila si no fuera por referencias como la de Pérez Gay. Publicada en español por una editorial no muy conocida por acá -Cabaret Voltaire-, y que por lo mismo no ocupan un sitio visible en los estantes de nuestras librerías, puede resultar algo complicado encontrarlas.

“Canción dulce” no resultó una lectura deliciosa como golosina azucarada. No, definitivamente no me supo como un bocado de Tiramisú italiano, ni a una mordida de una Gloria de Linares, o un mordisco a un Alfajor argentino. “Canción dulce” es una historia amarga, inquietante, lúgubre, potente, intensa, desgarradora, y lacerante, que te angustia y te duele.

Relato lleno de frustración, infelicidad, odio, y resentimiento, que se lee con angustia y en una sentada. Novela escrita con una prosa a la francesa: precisa, escueta, pero sin hacerle el feo a las metáforas ni a la poética. Narración a ritmo de thriller psicológico, tenso, que se nota en el profundo y minucioso trabajo para engendrar personajes verosímiles, comunes y corrientes, que llevan la vida normal hasta que…

Novela que refleja los prejuicios y las presiones sobre la maternidad; que revela los dilemas y las frustraciones provocadas por las demandas sociales y económicas de una sociedad que se dice moderna; que exhibe las consecuencias de querer pertenecer, de anhelar tener, de siempre aparentar.

“Canción dulce” es una historia sobre el amor, las imposiciones y el dinero; novela que nos angustia, como agobia la vida entera, que es la vida misma, al final, lo que pretende reflejar la literatura ¡Te leo!
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