“Confesiones de una editora poco mentirosa”, de Esther Tusquets

A los lectores nos encanta el mundo de los libros y fascinan aquellos que tratan sobre ellos: biografías y autobiografías de escritores, historias de bibliotecas y librerías; novelas sobre cementerios de libros extraviados, relatos sobre jóvenes ladronas de libros, historias de cazadores de libros por cuenta ajena, narraciones acerca de librerías mágicas, maravillosas y ambulantes.

Existen además aquellos que son los escritos por editores, y que a manera de memorias, autobiografías o autoficciones, ventilan las peripecias que les ocurren durante el proceso de llevar a las librerías sus decisiones editoriales. Son varios los editores que no solo “hacen libros”, sino que también los escriben, y siempre procuro leerlos.

Considero atractivo, atrayente y cautivador enterarme de lo que editores como Jorge Herralde, Michael Korda, Tom Mascher, Mario Muchnik, Carlos Parral y Esther Tusquets cuentan sobre su vida literaria. El aspecto más sobresaliente del oficio de un editor, además del proceso de la edición de los libros, gravita alrededor de sus relaciones con sus escritores, algunas muy curiosas, singulares, extravagantes y hasta caprichosas.

Por eso al toparme con el libro de Tusquets en la librería, tan bello y reluciente, previa confirmación en mi App que no lo tenía en mis libreros, lo compré jubiloso. Créeme, me da gusto encontrarme con estos libros y no espero mucho para ponerme a leerlos. Avanzada la lectura, algo me rechinó, y caí en cuenta que lo había leído. Revisé la biblioteca de libros digitales de mi iPad, y ahí estaba. Ya lo tenía, y hasta lo había leído, en Mazatlán, septiembre del 2015.

Los libros digitales sólo los compro cuando no puedo esperar a que lleguen a México para leerlos, o porque sé que nunca llegarán, o porque me interesa leerlo y se encuentra descatalogado, que fue el caso; además, a los libros digitales -malamente- no los registro en mi catálogo, aunque podría hacerlo, pero son tan pocos… En fin, no importa, nadie se muere con una re lectura, y además, estoy encantado de contar en mis libreros con esta reedición conmemorativa que publica Lumen.

Esther Tusquets (1936-2012) dirigió 40 años la editorial Lumen, a través de una época muy apasionante y emocionante, desde 1959 hasta 1999, cuando de mala manera tuvo que abandonar la editorial que había transformado de una pequeña editorial religiosa -fundada en 1936 para defender los valores de la España católica, conservadora y tradicional-, a una notable editorial de altos alcances literarios.

Esther Tusquets fue además de editora, novelista. En 1978 publicó su primera novela, “El mismo mar de todos los veranos”, que acabó conformando una trilogía junto con “El amor es un juego solitario” (ganadora del Premio Ciudad de Barcelona en el año 1979) y “Varada tras el último naufragio”, en el año 1980. Su última novela “¡Bingo!” se publicó en el 2007. También leí (en versión digital) dos textos autobiográficos: “Habíamos ganado la guerra” y otro más, “Tiempos que fueron”, que escribió en conjunto con su hermano Oscar Tusquets Blanca .

“Confesiones de una editora poco mentirosa” resulta así, el primero de cuatro tomos autobiográficos de Tusquets. Recuento de anécdotas que constituyeron una parte relevante de la cotidianidad que vivió durante su trayectoria como cabeza de Lumen; relatos sobre la relación personal y profesional que mantuvo con ciertos autores: Ana María Matute, Camilo José Cela, Miguel Delibes, Neruda, Vargas Llosa, Eco, Quino, y varios más.

Escribe sobre su relación con colegas, como Jorge Herralde, de Anagrama, o con el poeta y político Carlos Barral, de Seix Barral. Capítulo aparte para dejar constancia sobre la profunda relación de respeto y amistad que construyó con la inolvidable agente literaria Carmen Balcells, cuya labor transformó profundamente las relaciones entre los editores y sus autores.

Fascinante la historia de dos libros que se convirtieron por azar y suerte en sus dos primeros best sellers: “El nombre de la rosa “ de Umberto Eco y “Mafalda”, de nuestro añorado Quino. La novela de Umberto Eco iba a sacarla Seix Barral, pero tenía el año copado y Carlos Barral le solicitó a su colega que lo sacara en Lumen. Con “Mafalda” pasó algo similar: se lo ofrecieron a Barral, que no estaba interesado en el cómic y sugirió que tal vez le interesara a Lumen.

No encontrarás en este libro cotilleos escandalosos, ajuste de cuentas o sucesos desagradables. Libro delicioso y fresco; vivencias entretenidas, llenas de alegría de una señora que con su talento, visión, oficio y vocación llevo a su editorial a desempeñar un papel relevante y prestigioso en la industria editorial hispanoamericana.

Retrato de una época, introducción al oficio de editor, confesión de amor por la literatura, los libros y sus autores; lectura placentera que no hay que dejar pasar sin gozarla. ¡Te leo!
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