“La campana de cristal”, de Sylvia Plata

No sé, me imagino: entre las decisiones editoriales más complicadas y arriesgadas debe de encontrarse la reedición de las obras de autores como Sylvia Plath, nacida en la década de los treinta del siglo pasado, fallecida muy joven, a los 30 años, que alcanzó reconocimiento por su exigua, pero excelsa obra poética, y que solo alcanzó a publicar una novela.

Aprovechando que el tema feminista se encuentra en boga, Penguin Random House decidió publicar una selecta parte de la obra de Plath. Sylvia Plath se convirtió en icono, leyenda y mito del feminismo en los sesentas porque se le consideraba como una mujer que cuestionó los usos y costumbres impuestos a las mujeres de su época.

Me resulta difícil de considerar que un lector de mi generación, no se haya encontrado en alguna ocasión con el nombre de Sylvia Plath. Imposible no ligarla con la generación de los poetas malditos, esa corriente que agrupó a artistas que vivieron una vida tormentosa e incomprendida, Plath se suicidó a los treinta años, muy joven, un mes antes de que “La campaña de cristal” saliera de la imprenta para enviarse a las librerías.

Hija de profesores universitarios, publicó su primer poema a los ocho años de edad. Niña inteligente, estudiante brillante, aunque insegura, ya en la universidad intentó terminar con su vida. Su padre tuvo enorme influencia en su vida, mientras que con su madre mantuvo una relación compleja, colmada de pleitos y desacuerdos.

Tras un corto noviazgo con un joven poeta -Ted Hughes- que conoció en Cambridge, mantuvo un matrimonio breve y borrascoso, que dejó a dos pequeñas víctimas inocentes como fruto; su grave enfermedad (depresión maniática) la llevó el 11 de febrero de 1963 a introducir su cabeza en el horno de su cocina y abrirle al gas, dejando la mesa puesta con el desayuno para sus pequeños.

“La campana de cristal” la refleja en cierta manera. Novela de corte autobiográfico, narra la historia de Esther Greenwood, una joven y talentosa universitaria, aspirante a escritora, que llega a Nueva York con una beca para una pasantía de un mes en una prestigiosa revista “para mujeres”. Esther, a pesar sus talentos, muestra cierta inestabilidad emocional y presenta indicios de depresión.

“La campana de cristal” tiene una historia editorial interesante. Financiada gracias a una beca, fue rechazada por la editorial estadounidense asociada con la Fundación que becó a Sylvia. Publicada en Inglaterra (Sylvia se graduó, de casó y vivió allá) bajo un seudónimo, su lanzamiento pasó inadvertido, y se especula que la acogida, carente de entusiasmo, incrementó la afectación de su estado mental.

La novela se publicó en los Estados Unidos hasta 1971, ocho años después de su muerte, cuando la obra poética de Sylvia ya gozaba de amplio reconocimiento en los circuitos literarios estadounidenses, y su nombre y figura había adquirido reputación de mito y leyenda en los círculos feministas.

“La campaña de cristal” atrajo la atención por ser de quien era y se convirtió en un best seller, pero los críticos literarios estadounidenses la recibieron con una irritante condescendencia y simpatía, pues comparándola con su poesía, la consideraban como una obra de menor envergadura.

Me alargué mucho con la historia de Sylvia y dejé poco espacio para platicarte de “La campana de cristal”, que es una novela escrita con un tono muy personal; potente e introspectivo relato de iniciación, va descubriendo las intensas, serias, profundas y muy personales experiencias emocionales y psicológicas que va viviendo Esther día tras día: una larga perspectiva de sombras, que irremediablemente te sacude y te conmueve.

Novela lúcida, escrita con una prosa preciosa que se lee fácil; narrada en primera persona por Esther; con una primera mitad, a ratos ligera, entretenida e ingeniosa; en la segunda, terminando su estadía en Nueva York, mientras Esther va sumergiéndose en un profundo estado depresivo, la lectura nos atrapa en una serie de sensaciones, emociones y sentimientos que te conduce a una reflexión seria y profunda sobre una enfermedad tan extendida como encubierta.

Historia oscura y deprimente que se mantiene vigente a pesar de los años al tratar temas de actualidad, como la misoginia, el feminismo, los desordenes mentales y la salud pública, “La campana de cristal” representa una magnífica oportunidad para acercar a las nuevas generaciones a una gran escritora, que se ha convertido en una autora de culto a la que hay que conocer. ¡Te leo!
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