“El baile”, de Irène Némirovsky

No hace muchos días comentaba las impresiones, sensaciones y sentimientos que me provocó la lectura de “Suite francesa”, una extraordinaria novela de Irène Némirovsky, una autora desconocida para mi, hasta que corregí esa desventurada omisión gracias a la novela, que fue publicada póstumamente en el 2004, con una fascinante historia editorial detrás de ella.

Motivado por los comentarios y sugerencias que me llegaron, y encandilado además, por la lectura de tan excepcional novela, me lancé a la librería con Rafa, el librero quien me recomendó “Suite francesa”, buscando más obra de Némirovsky, no para leerla de inmediato, sino para ir programando; con la pena de Rafa, y mi decepción, sólo contaban con dos: “El baile” y “Los fuegos de otoño”.

Hubo una época que cuando me gustaba un autor, intentaba leer todos sus libros que lograra conseguir. El miedo a gastar el escaso presupuesto en novelas de un desconocido, el riesgo de comprar un libro que no terminara por gustarme, me inquietaba. No alcanzaba para coleccionar, solo para leer. Ahora, ligeramente más solvente, procuro no repetir autor el mismo año. Existen tantos por conocer, que los de mis favoritos, intento dosificarlos a uno al año.

Después de la lectura de “Blanco nocturno” de Piglia, no me decidía entre “El gatopardo”, de Lampedusa o “David Copperfield”, de Dickens; mientras resolvía, me topé con “El baile”; a pesar de ser reciente la lectura de “Suite francesa”, resolví leerla, por corta, para que es más que la verdad, mientras continuaba con el tin marin si Lampedusa o Dickens para cerrar febrero.

“El baile”, de Irène Némirovsky, es una pequeña novela, escrita a sus 27 años, que cuenta una anécdota en la vida de los Kampf, nuevos ricos parisinos, enriquecimiento alcanzado gracias a movimientos bursátiles afortunados de Alfred Kampf. Alcanzada la riqueza financiera, ambicionaban el reconocimiento social, para lo que deciden organizar una fiesta por todo lo alto.

Iréne Nèmirovsky (1903-1942) alcanzó muy joven el reconocimiento como una de las mejores autoras de Francia. En 1929, con la publicación de su primera novela “David Golder”, inició una brillante carrera literaria, que terminó prematura y trágicamente cuando fue deportada a Auschwitz y asesinada junto con su marido.

“El baile”, pequeña novela -en Francia le llaman nouvelle– de apenas 94 páginas, sin ser una joya artística, sí es una prueba innegable del talento precoz de Irene, que en escasas páginas, logró, con un estilo franco y sencillo, elaborar una historia que, aunque te deja un sabor agrio, su sencillez, el perfil psicológico tan bien trazado de las protagonistas y el rápido desenlace, te deja complacido.

Antoinette Kampf, “una jovencita alta y plana de catorce años”, edad de profundos y desproporcionados cambios físicos y emocionales, enrollada en una pésima relación con Rosine, su madre, en un arranque impulsivo, muy propio de la edad, cargada de celos y deseos de venganza, comete una barbaridad, una imprudente tontería, cuyas consecuencias culminan en un desenlace disparatado e inesperado.

Alfred, el padre; Rosine, esposa y madre; y Antoniette integran lo que ahora llamamos familia disfuncional -como si existieran otras- donde cada uno, vela por sus egoístas intereses. Padre satisfecho en su ambición, esposa resentida por los años sin riqueza, hija en plena adolescencia, rebelde, frustrada y con deseos de venganza.

De lectura fácil y atractiva; contada en tercera persona, por un narrador omnisciente y discreto; escrita con una prosa ligera y sencilla; desarrollada con personajes bien construidos, con personalidades, caracteres y temperamentos trazados y definidos con una profundidad psicológica tal, que hace verosímiles y entendibles sus acciones y actitudes; con un final absurdo, pero lleno de dramatismo, “El baile” es una novela corta, pero muy recomendable.¡Te leo!
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