‘Sangre en la nieve”, de Jon Nesbø

Existen autores cuyos libros esperas, y cuando llegan, los compras sin ver. Nesbø es uno de ellos. Desde que lo leí por primera ocasión, busqué, esperé y desesperé por conseguir sus libros, porque a México, llegaron muchos años después de publicados, sin orden ni proyecto. Vaya, “Murciélago” se publicó en 1997, y yo la leí hasta el 2015. ¡18 años después!

El primero que leí fue “Leopardo”, en noviembre del 2014, y el último Némesis en abril del 2019. Los otros siete los leí entre esos años. Nueve novelas de la serie de Harry Hole; y leyendo la solapa de “Sangre en la nieve”, caigo en que no han llegado aún (en papel): “Policía”, “La sed” y “Castillo”. ¡Ya pa´que!

Por eso cuando me enteré que en España circulaba “Sangre en la nieve”, supuse erróneamente, que era uno más de la serie de Hole. Ya te he comentado que casi nunca leo los paratextos, y en este caso fue hasta empece la lectura, cuando con desconcierto, advertí que la novela no estaba protagonizada por Harry Hole, sino por Olav Johansen, un sicario un tanto cuanto singular, del cual te platico adelante.

La verdad, pensé en dejarla, pero observando que el tipo de letra alcanzaba los 16 puntos, el espaciado de 2, y con apenas 196 páginas, decidí concederme la oportunidad de conocer otra faceta de Jo Nesbø (1960), noruego, economista y rockero, cuyas novelas han sido traducidas a más de 50 idiomas, vendido más de 50 millones de ejemplares, y se han llevado al cine y a la televisión.

Sí, pequé de lealtad, curiosidad, comodidad y conveniencia, pero sin arrepentimiento ni penitencia. Media tarde sabatina bastó para leerla, y la verdad, triunfó el gozo y el placer: entretenimiento simple, llano y elemental.

Thriller corto y potente. Historia con muchos asesinatos por página, pero será por el sábado soleado, por la música elegida, por el puro en mi mano, la bebida bien fría, o quizá, por el leve aroma, el muy tenue toque de humor negro que percibo por la novela, pero raro: ni me alteraron, atormentaron, o inquietaron en demasía, a pesar de tanta sangre vertida, ve tú a saber las razones verídicas.

Olav Johansen se convirtió en asesino por encargo, porque piensa que lo hace bien, como lo confirma su libertad; además, razona, no sabe manejar despacio; con las mujeres, es blando como la mantequilla; pierde la cabeza cuando se encabrona y es un desastre para las matemáticas. Y por eso, considera, no está cualificado como atracador, ni como tratante de blancas ni cómo narcotraficante.

Olav, hijo de madre alcohólica y padre abusador; introspectivo, solitario y profundamente reflexivo; lector serio, pero modesto, porque tan solo conoce “a los típicos clásicos ingleses como Dickens, Brontë y Austen”; además, fanático de “Los miserables”, porque trata sobre “un hombre al que se le perdonan sus crímenes y se pasa la vida haciendo el bien para saldar su deuda”, te cae bien desde el principio. En búsqueda de redención y con síndrome de salvador de damas y princesas, Johansen me resultó un protagonista que se robó la novela.

De sangre fría, como corresponde a un psicópata asesino; con un muy particular código de honor; sicario serio, solvente, y profesional, que no revela una inclinación muy clara por asesinar, aunque por momentos, parece que disfruta su quehacer; sus trabajos ofrecen soluciones impecables y satisfactorias.

Olav Johansen trabaja para Daniel Hoffmann, jefe de un cártel que distribuye droga en Oslo, que lo tiene en alta estima, por eficaz y cumplido; le encarga eliminar a su joven esposa, Corina Hoffmann, “la belleza personificada”, porque lo engaña. Durante la planeación del trabajo, sucede lo inesperado, y al encargo, se le torció el rabo, terminando el lance, con una etiqueta de recompensa por la cabeza del romántico sicario.

Thriller corto pero intenso; novela sencilla, pero para nada simple ni bobalicona; de lectura ligera y ágil, gracias a una prosa sobria y rítmica, narrada en primera persona por Olav; “Sangre en la nieve”, con mucho más sangre que nieve, me resultó una sorpresa desde el principio hasta el final; una pequeña joya que te la recomiendo para descansar un sábado a media tarde. ¡Te leo!
A %d blogueros les gusta esto: