
Hace unas semanas rescaté de un basurero un ejemplar de esta novela. Me lo llevé a la oficina y lo dejé sobre mi escritorio mientras decidía que hacer con él, pues sabía que tenía dos tomos, uno en casa, y el otro, precisamente en mi despacho.
Fue cosa de ojearla para comparar ediciones y confirmar que, aunque de Editorial Diana los dos, eran de diferente edición: pasta blanda, uno, dura la otra y de diferente año, por lo que podía quedarme con las dos. Ya entrando a mi app para darla de alta en el catálogo, caí en cuenta, con sorpresa, que ninguno de los tres libros lo tenia registrado como leído.
Agarré el de la oficina, y estaba inmaculado, impoluto, guardado aún en esa especie de cubierta de plástico retractilado que los libreros mexicanos utilizan para impedir que los lectores los ojeen a su antojo en las librerías. Lo abrí, y en la primera sentada, leí las primeras 100 páginas.
Regresando a casa, revisé el tomo almacenado ahí, para ver si tenia alguna anotación como prueba de la lectura, y resultó que estaba llena de observaciones, pero ¡de mi hija! El caso es que ya aclarado el misterio, regresé a la lectura, y en una segunda sentada de otras 100 páginas, la terminé.
¿Qué les puedo contar sobre la fantástica, infausta y alucinante historia de la niña de 12 años, bautizada Sierva María, parida y abandonada por Bernarda Cabrera, una madre desnaturalizada, buena para el comercio, astuta arribista, y desenfrenada, disoluta e impúdica en los asuntos de la cama, que encadenó al marqués de Casalduero con un matrimonio forzado por el embarazo no deseado de la niña?
¿Cómo describirles a Don Cayetano Delaura y Escudero, lector acucioso, bibliómano atinado, bibliotecario, sacerdote auxiliar del obispo, y nominado por este alto prelado para la extenuante e ingrata tarea de exorcizar a Sierva, acusada falsamente de ser `poseída por el demonio, solo por no morir de rabia, después de haber sido atacada por un perro enrabiado, y que termina perdidamente enamorado de la desdichada niña, cuyo defecto más grande era, además de ser una contumaz mentirosa, beber sangre de gallo y hablar mandinga, yoruba y congo, lenguas africanas, aprendidas, porque abandonada por su madre, desatendida por su padre, termina arropada y criada por Dominga de Adviento, la esclava y jefa de los esclavos yoruba de la casa, quien la amamantó y la bautizó?
Ubicada en Cartagena de las Indias, Colombia a finales del siglo XVIII, época de esclavitud e inquisición, “Del amor y otros demonios” es un bello y trágico relato sobre un amor imposible y prohibido entre una niña que deseaba conocer a que sabían los besos, y un sacerdote que, fiel a sus creencias religiosas, se conformó con un solo ósculo de la provocadora niña.
Historia de abandono, dolor y valor; relato que exhibe el fanatismo religioso y el poder de la Iglesia Católica, mal utilizado para someter y sojuzgar a los pueblos latinoamericanos durante el virreinato; historia fantástica sobre pasiones humanas y muy reales; el reconocido estilo del realismo mágico de García Márquez en todo su esplendor, deslumbrándolos en 200 densas y potentes páginas. Historia tan trágica como triste y romántica, “Del amor y otros demonios” es una lectura maravillosa e imprescindible.