“Una semana en la nieve”, de Emmanuel Carrère

Tuve que detener su lectura a las dos de la madrugada; no piensen que por sueño, no, para nada: no toleraba el desasosiego que me provocaba la historia de Nicholas, el protagonista de la novela de Carrère. Desde las primeras páginas, Nico, de 8 años, nos fue contagiando de su ansiedad, su tensión, su nerviosismo, de su angustia. En la 115, me detuve, necesitaba dormir en paz.

Había leído a Carrère. Lo poco que leí, me había gustado. Recuerdo vagamente que leí, o escuche maravillas sobre “Una semana en la nieve”; la busqué por Internet, no la encontré, pero utilice una opción para que me avisara cuándo estuviera disponible de nuevo, y uno o dos años después, recibí la notificación. La compré, la leí, y aquí estoy, recuperándome de su lectura a través de la escritura de este texto.

Emmanuel Carrère (1957-), francés, ganador del Premio FIL de Guadalajara en el 2017, se ha especializado por escribir novelas donde mezcla la ficción con la realidad. “El adversario”, una de sus novelas más aclamadas, es el mejor ejemplo de su literatura. “Una semana en la nieve” fue galardonada con el Premio Femina 1995, y créanme que es una pequeña joyita, pequeña por lo corta (163 páginas).

Que rápido olvidamos nuestros temores infantiles. Que convenientemente invocamos los que nos convienen, sobre todo cuando tratamos estúpidamente de compararnos con nuestros hijos: “cuando yo tenía tu edad… cuando era niño… cuando mi padre…”. Si rememoráramos nuestras pesadillas, angustias, terrores, congojas, quizá mostraríamos más empatía y lograríamos ser más receptivos hacia las necesidades de nuestros hijos pequeños.

Nico, ya lo dijimos, tiene apenas ocho años, pero una imaginación tan grande como sus preocupaciones, sus pesadillas y sus fantasías. Tímido, introvertido, y por tanto solitario, es enviado a un campamento de esquí buscando que el contacto permanente con un grupo de imberbes como él, contribuyera en su sociabilidad.

No les voy a contar con que sucedió en el campamento, salvo que existen tres personajes que afectan de diferentes maneras las vacaciones de Nico: Patrick, un joven monitor con el que Nicolás establece cierta complicidad; Hodkann, el imprevisible “mandón”, el rey del bullying de todo grupo; y su padre, representante de ventas de productos médicos, inflexible, seco, rígido, cuya figura se encuentra siempre presente en el relato, aunque su participación se haya limitado solamente a llevar a Nico al campamento.

La maestría expresada en la prosa de Carrère nos provocaba la sensación, más no la certeza, de que nos sumergíamos en una historia de la que no saldríamos ilesos de su lectura. Intuíamos que algo malo le sucedería a Nico.

Nos encontrábamos sometidos a su historia, a sus paranoias, a sus temores, a su desesperanzada imaginación. Porque aunque se narra en tercera persona, nos enteramos de todo lo que ocurre porque lo dice, lo escucha, o lo piensa Nico.

Nicholas eligió protegerse de las amenazas que percibía en su entorno fingiendo una enfermedad que lo alejara de la convivencia con los demás, pero su mente continuó desatada, trasladándose del pasado al presente, hilando recuerdos con fantasías siniestras y pesadillas, mientras que afuera del campamento, tomaban forma.

Nico no es culpable de nada. Nico es un niño vulnerable. Si quienes lo deben proteger, deciden voltear la cabeza, esconderse, refugiarse, el niño se dará cuenta, y vivirá en un estado de imaginación exuberante, fatalista y en la paranoia total.

La novela es muy corta, y además, adictiva. Solo quiero expresarles que, de tanto imaginarlos, pensarlos, soñarlos, nuestros deseos y nuestras pesadillas se pueden convertir en realidad.

Novela psicológica, trágica, hasta siniestra, escrita con un prosa potente, precisa, angustiosa. Novela corta, en la que Carrère, deja vacíos que nosotros nos encargamos de llenarlos. Lectura que te causa desasosiego, ansiedad. Historia que puede ser verídica, es más, que ocurre todos los días. No te gustarán las sensaciones que te provoca, pero de que es una gran novela, no me quedó duda alguna.
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