La peor parte, de Fernando Savater

Escribir para superar el duelo. Despojarse el dolor de encima, reuniendo palabras, acumulando frases, publicando libros. Fernando Savater, ensayista, novelista, columnista; autor de cientos de libros y reportajes periodísticos; el intelectual investido por cuando menos siete “Doctor Honorio causa”; el escritor galardonado con más de veinte premios por su obra, desolado, quebrantado, viviendo su pena, porque “… nadie muere de tristeza; al contrario, de tristeza se vive.”, comparte con nosotros su pesar con sus Memorias de amor: “La peor parte”.

Últimamente me ha dado por leer obras sobre el duelo. Libros escritos para decir adiós. Libros que excretan pena, desconsuelo, congoja, pesar por la pérdida del padre, de la madre, de un hijo, de la pareja. “Examen de mi padre”, de Jorge Volpi; “Tiempo de vida”, de Marcos Giralt Torrente; “La muerte de mi padre”, de Karl Ove Knausgård; “También esto pasará”, de Milena Busquets; “Diario de duelo”, de Roland Barthes; “El año del pensamiento mágico”, de Joan Didion, son ejemplos de ese “género” literario.

El 18 de marzo del 2015 falleció después de 9 meses de luchar contra un cáncer cerebral, Sara Torres Marrero, la “Pelo Cohete”, pareja por 35 años de Fernando Fernández-Savater Martín (San Sebastián, España, 1947), mejor conocido como Fernando Savater, el reconocido filósofo vasco que con su “Ética para Amador” se dio a conocer en nuestro país a principios de los noventa del siglo pasado.

Vencido por el dolor, Savater anunció que “ya no iba a escribir más libros”, pues ya no los leería la persona a quien se los escribía. Pasaron cuatro años de dolor y llanto -“Porque créanme que la lloro todos los días: desde que murió hace increíblemente más de cuatro años, no he pasado una hora sin recordarla, ni un solo día sin derramar lágrimas por ella”- hasta que cayó en cuenta que llorarla no era suficiente, y decidió, lleno de miedos e inseguridades, contar la historia de su vida con la “Pelo Cohete”.

La primera parte de estas “Memorias de amor”, “Caer en desgracia”, es una larga carta de amor, cruzada por el desgarrador dolor provocado su muerte: “perder las ganas de vivir no significa tener más ganas de morir que de costumbre.”; “Con la pérdida de mi amada perdí también el afán de futuro y sobre todo el regocijo de la vida…”;”para quien de verdad ha amado y perdido la persona amada, el amortiguamiento del dolor es la perspectiva más cruel, la más dolorosa de todas.”.

En la segunda parte, “Mi vida con ella”, Savater nos cuenta su historia juntos: cómo la conoció, en un clásico ligue entre maestro y alumna; sus viajes, sus gustos y pasiones -el cine, la lectura, el coleccionismo de afiches cinematográficos-; sus posiciones políticas frente al ETA y el nacionalismo Vasco, que las tenían muy definidas, Savater como intelectual, Sara como ex miembro del grupo terrorista y su persistente rebeldía social; sus filias y sus fobias.

El epílogo de esta desgarradora carta de amor, titulado “Nueve meses” nos cuenta la batalla desigual que libró Sara y como, a pesar de los esfuerzos médicos encabezados por el doctor mexicano Alfredo Quiñones, figura principal del área de neurocirugía del hospital Johns Hopkins de Baltimore, el cáncer, esa enfermedad de extrema crueldad, la destrozó sin piedad.

Escribir, leer, escaparse hacia adelante, como si con ello lograra evadir el dolor, el desconsuelo, la terrible soledad en la que lo deja un quebranto de esa magnitud, son las herramientas que utiliza Savater para intentar adaptarse a lo irremediable. Espero que lo logre. Esperemos que su dolor disminuya y que pueda seguir adelante con su vida.

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