Estamos inmersos en una coyuntura donde los ciudadanos muestran un hartazgo, pérdida de confianza y credibilidad hacía todo lo que tenga que ver con nuestro sistema político electoral, que en las campañas que se llevaran a cabo en el 2018, la competencia electoral será, como nunca antes en nuestra historia, una batalla de percepciones, donde la experiencia, los resultados y las propuestas de los candidatos, no influirán en las votaciones. Lo relevante será la manera en que, la mente de los electores, perciban e interpreten lo que los candidatos les ofrezcan.
Electores exigentes, desconfiados, fastidiados, incrédulos, indiferentes, inconformes, escépticos y resentidos, se verán bombardeados por millones de spots, de notas de prensa, de entrevistas, de llamadas indeseadas hechas desde cientos de call center, de publicidad disfrazada en las redes sociales, de robots, de come lonches, de grupos indeseables en WhatsApp, y por ello, sus mentes se verán saturadas, además de que su capacidad de asimilación y comprensión será sobrepasada.
Por tanto, para influir en los votantes, sobre todo en los indecisos, se requerirá de un trabajo sumamente especializado y multi-diciplinario, que logre, a través de encuestas, enfoque de grupos y trabajo de campo, entender cuáles serán los anhelos, los deseos, los miedos del elector, y analizando el comportamiento electoral histórico, se diseñe la Estrategia ganadora.
2018, año de los profesionales !