Shostakóvich vivió durante el período soviético y se hizo famoso en los años iniciales de la Unión Soviética, con obras como la Sinfonía N.º 1 o la ópera La nariz, que combinaban con gran originalidad la tradición rusa y las corrientes modernistas procedentes de occidente.
Posteriormente, la música de Shostakovich fue unas veces denunciada como decadente y reaccionaria y otras veces alabada como representativa del nuevo arte socialista por el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS).
En público Shostakóvich siempre se mostró leal con el sistema soviético, ocupó responsabilidades importantes en las instituciones artísticas, aceptó pertenecer al PCUS en 1960 y llegó a ser miembro del Soviet Supremo de la URSS.
Su actitud frente al gobierno y el Estado soviético ha sido objeto de agrias polémicas y se ha discutido enconadamente si Shostakóvich fue o no un disidente clandestino frente a la URSS.
El ruido del tiempo” es una novela corta, de apenas 200 páginas cuyo tema es la relación entre los artistas e intelectuales y el poder tiránico de los gobiernos de Stalin y Lennin.
En ella, Julian Barnes nos reconstruye la vida de Dmtri abordando las dolorosas decisiones que tomó en esos momentos históricos, pletóricos de miedos, de culpas, de lucha por sobrevivir en una época de persecución, de purgas, de barbarie.
“El ruido del tiempo” de Julian Barnes es una excelente novela, ideal para disfrutarla en un sábado como hoy, cuando la Asociación de Arbitros de nuestros país nos mostró, con su decisión, como actuar dignamente, con sus debidas proporciones, frente al poder y los intereses.
Julian Barnes, (Leicester, 19 de enero de 1946), es un novelista británico, Premio Booker 2011. Sus novelas e historias cortas han sido vistas como ejemplos del posmodernismo literario. El primer libro, Metrolandia, lo publicó en 1980; a este le siguió dos años después Antes de conocernos, pero fue solo con su tercera novela El loro de Flaubert, que se consolidó como escritor. Con ella fue en 1984 finalista del Premio Booker por primera vez, éxito que repitió en 1998 con Inglaterra, Inglaterra y en 2005 con Arthur & George; ganó por fin el galardón en 2011 por El sentido de un final.2
Ha recibido también otras distinciones, tanto británicas como de otros países, entre las que destacan como el E.M. Forster de la American Academy of Arts and Letters, el William Shakespeare de la Fundación FvS de Hamburgo, el Prix Femina y la orden francesa Caballero de las Artes y de las Letras.
199 páginas