Quién trae la agenda?

Ya pasan de los 40 días, y la agenda con que se mueve al País la sigue marcando el tema de los normalistas asesinados en Guerrero por un grupo delicuencial, supuestamente encubierto por una pareja de dementes que, por esas situaciones extrañas y azarosas que ocurren en la política mexicana, encabezaban un ayuntamiento de uno de los principales municipios del Estado de Guerrero.

Me cae que la pareja que integran José Luis Abarca y María de los Ángeles Pineda parece sacada del culebrón que se transmite por la tele titulada el Señor de los Cielos. Hagan de cuenta una versión región 4 del Chacorta y su ñora, la Matilde, buenota, medio pendeja, pero eso sí, ambiciosa hasta la madre.

Pero no es de narconovelas de lo que quería escribir, sino de que por primera ocasión en los dos años que lleva en la Presidencia, el gobierno de Peña Nieto parece ir a la deriva, perdido, moviéndose al ritmo que le marca una agenda ajena, infligida más por las circunstancias del caso, que por otros interesados en imponerla, porque entre tantos involucrados en el múltiple homicidio, muchos no logran ver a nadie con la claridad y capacidad necesaria pare imponérsela en estos momentos al país.

En Guerrero están los mismos grupos opositores de siempre, que decidieron desconocer al nuevo gobernador interino del Estado, que denunció a su vez, que Organizaciones civiles reunidas en la Asamblea Nacional y grupos del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan y de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación Guerrero (CETEG) impiden a la administración estatal retomar el diálogo con los normalistas. La CETEG, en tanto, acusó que tanto el gobierno federal como el estatal han filtrado versiones que la vinculan con la guerrilla del Ejército Popular Revolucionario (EPR) y el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI). Ahí tampoco logro ver que, ante tal desmadre, exista alguien con la claridad de imponer una Agenda al Gobierno Federal.

Existen muchos ¨sospechosistas¨ en nuestro país que siempre voltean hacia afuera cuando ocurren hechos como el de los normalistas de Ayotzinapa. Siempre ven las manos imperialistas que tratan de imponernos su agenda. El gobierno de Estados Unidos ha manifestado preocupación por los hechos de Iguala. «Obviamente, los reportes de la situación son preocupantes», dijo el 29 de octubre Josh Earnest, vocero del presidente Barack Obama, y si, quizá les preocupe, pero no los veo interesados ni ocupados en descarrilar el proyecto reformista de Peña Nieto, que tanto los beneficia.

La Iglesia es otra institución que sirve de ¨chivo expiatorio¨ a algunos grupos que la acusan de estar atrás de cualquier acto en contra del México Laico. En el caso Iguala le fue como en feria al sacerdote Alejandro Solalinde, que se le ocurrió manifestar que, según testimonios que le hicieron llegar, los normalistas fueron «quemados vivos con madera y diesel sobre una fosa», provocando la ira del grupo que niegan la posibilidad de que los normalistas estén muertos, como seguramente lo están.

Por cierto, el papa Francisco indicó el 29 de octubre que reza por los estudiantes desaparecidos en México, he insisto: no creo que la institución que representa ande buscando sacarle raja a la tragedia de Ayotzinapa.

El Gobierno de Peña Nieto ha hecho muchos intentos para retomar su control. La conferencia de ayer del Procurador de Justicia ha sido el último de ellos, inútil de nuevo, porque entre el infortunado desliz del #yaestoycansado, y la negación (espero que real, y no fingida por otros intereses, sean políticos y económicos) de los padres de los normalistas, que dan la impresión de que no les importa la realidad, sino la percepción que se les ha impuesto a base de tanto grito de que ¨vivos nos los quitaron, vivos los queremos ¨, no logró la tranquilidad que tanto hace falta para seguir adelante con los otros proyectos que están en marcha en el país.

Entonces, ¿ quién trae la agenda?

Los medios de comunicación traen su juego, cada uno trabajando para sus múltiples intereses, aprovechando la situación para imponer la percepción de que México es un país a punto de levantarse en armas, ofreciendo gran cobertura  a las protestas que se dan fuera y dentro del país, dramatizando lo más que pueden los performances que los participantes – a las marchas y actos de indignación – les ofrecen para darle colorido a sus protestas.

Los anarquistas de siempre, que ahí andan, colándose entre los estudiantes, cometiendo los mismos actos delincuenciales de siempre, quemando vehículos, asaltando negocios, asustando a la ciudadania, que se sorprende ante la violencia que despliegan al amparo de las protestas legitimas de estudiantes y padres de familia que se sienten justamente indignados por la actuación de las instituciones que integran el Estado Mexicano, porque no han logrado ofrecernos seguridad en nuestras vidas ni en nuestros bienes. ¿Quién están detrás de ellos? ¿Por qué se les permite cometer actos delictivos?

A nuestras fuerzas armadas, el caso de Tatlaya los trae con las manos atadas. Muy probablemente lo que menos quieren en estos momentos es que los involucren en un caso donde están enredados tantos intereses, como ocurre con los hechos de Guerrero.

Muchas voces previnieron sobre los riesgos de sacar al Ejercito a las calles a hacer labores policiacas. Las reacciones que provocó lo sucedido en la bodega de Tlatlaya, han puesto al ejercito en una posición muy delicada e inconveniente para ellos y para el país. Anoche, los violentos de siempre atacaron Palacio Nacional, quemaron una de sus hermosas puertas, y el miedo a ser juzgados, a ser enjuiciados como violadores de derechos humanos los paralizó.

En cuanto a los partidos de oposición, no es el PAN, menos el PRD -puesto contra la pared por el caso-  pero Morena, con su líder López Obrador, interesado en desligarse de los Abarca, pero buscando liderar a los grupos por ahora desarticulados, pero ruidosos, que aprovechando la tragedia, utilizan  el momento para cobrarle viejas cuentas a Peña Nieto y a los gobiernos priístas, un tema que le encanta a Andrés Manuel, que un día sí, y el otro también, le da por exigir la renuncia del Presidente.

La investigación que publica hoy Carmen Aristegui, muy oportunamente sobre La Casa Blanca de Peña Nieto, muestra claramente, de que lado mascan las Iguanas, y quien está controlando la Agenda en este País.

Malo para el Gobierno Federal, que perdió la brújula, no entendió que anticiparse es proyectar el futuro, y ahora los vemos perdidos, sin rumbo, con un País enardecido, convirtiéndose en ese caldo de cultivo que durante años AMLO ha cocinado.

¿A quién beneficia la tragedia ?

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