Todo parece indicar que en Chile se dará un viraje hacia la derecha con la elección del empresario Sebastián Piñera, que encabeza todas las encuestas para la elección de mañana. El dato es relevante, porque la izquierda chilena a ganado todas las elecciones desde la salida de Pinochet, allá en el no tan lejano, pero sí místico 1990, cuando Chile inició su transición hacia una democracia plena, que ahora está bien consolidada.
Sebastián Piñera (http://pinera2010.cl/) es respaldado por la Alianza por Chile, integrada por el RN (Renovación Nacional) partido de centroderecha; y UDI Unión Demócrata Independiente, partido ultraderechista. Como sabemos ambos partidos apoyaron la dictadura del general Pinochet que duró 17 años en el poder.
El porqué de la posible derrota de la izquierda chilena, es como siempre, multifactorial. Desencanto por el gobierno de la Presidenta Bachellet, un ascenso de la derecha, la novedad del cambio, el perfil de Piñera y lo que ustedes gusten y manden.
Para mí, lo impactante es que Chile es la envidia y el ejemplo de lo que una izquierda moderna puede hacer por el bienestar social de un País. En México, los analistas políticos serios, siempre ponen de ejemplo a Chile, y hasta el más conservador de nuestros empresarios no puede dejar de reconocer los logros que ha obtenido la izquierda chilena, sin menoscabo de los derechos de las empresas.
A mi me da pena que en nuestro país no contemos con una izquierda con esas características. Esta semana, León Krauze escribió en Milenio un excelente texto sobre nuestra izquierda titulado “La izquierda en su laberinto” (http://www.wradio.com.mx/blog.aspx?id=922012) donde se declara huérfano político, pues como hombre de izquierda, no tiene Partido que lo represente cabalmente. Después de leerlo, me reconocí en la misma orfandad.
El país está huérfano de políticos responsables. En Chile la transición seguramente será en calma.
En cualquier otro lado con un poquito de visión de Estado te alías con quien sea, izquierda o derecha, para sacar avante lo que beneficia al país.
En México existe un juego eterno: La oposición hace perder el prestigio y la gobernabilidad del adversario para venderse como «la solución»; cuando llega a su objetivo «la solución» es minada por su nueva oposición.
La triste historia política de mitad de los 90 a la fecha en México.
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