Me levanto, salgo a recoger los periódicos y ambos publican en primera plana que el Banco de México colocó el ! 11 % ! de sus reservas en esta semana. Glup. Trago saliva, por el cuerpo fluye la adrenalina que surge del miedo. Está peor de lo que me imaginaba. La primera semana y ya disminuyeron las reservas un chorromadral. Y eso que vendieron carísimo los dólares.
En estos momentos, cerca de las 13 horas, leo en elnorte.com que Busch y el G7 se van a reunir para diseñar estrategias conjuntas para conjurar la crisis. Ese pendejo que mejor ya se vaya a su rancho. No creo que de su cerebro fluya ninguna idea ni propuesta efectiva. Mantengo la sensación que nos adentramos a una dimensión desconocida.
En fin. No hay que amargarse tanto el fin de semana. Hay que pensar positivo. Hay que terminar de leer Tokio Blues, de Murakami para prepararme a iniciar la lectura de la “Crónica del pájaro que da cuerda al mundo”, que la tengo en mi mesa desde hace algunos meses. Y es que por razones que no me explico, me tarde mucho tiempo en leer a Haruki Murakami, a pesar de todas las recomendaciones y críticas positivas que escuche y leí para que me animará. Ahora, quiero leer una a una todas sus novelas. La semana pasada terminé “Al sur de la frontera al oeste del sol” y es estos momentos además de Tokio Blues, también estoy leyendo “Sputnik, mi amor”.
En Monterrey pronto iniciará la Feria del Libro que organiza el Tec. Mucho escándalo hacen cada año, como si los regios leyeran. La verdad es que se rompen los records de asistencia porque para la gente de Monterrey, asistir a las exposiciones que se dan gratis en Cintermex, se ha convertido en un paseo. La gente abarrota los pasillos, compra barajas del tarót, libros de superación personal, asiste a alguna de las platicas que ofrece alguna estrella que se animó a publicar un libro y quizá, compren algún libro de literatura, siempre que esté en oferta.
Los saldos de la Feria, medido en términos de creación de lectores, son pobres. Es más, vergonzosos. En ves de que haya más librerías en Monterrey, se cierran las pocas que se aventuran a ver si es cierto que el Tec ha creado más lectores con su multipublicitada Feria. Cerraron las Castillo, cerró Toboso, Literati, y varias más, y no se a vuelto a abrir ninguna otra. Se mantiene Libeko, pero la verdad no sé como.
Bueno, tengo trabajo.
Ay Havela, cuanto lo siento.
Las señoras de la del Valle siempre se quejan del “montonal de tareas” que tienen sus retoñitos y de lo importante que es hacer deporte para crecer de manera sana.
Eso de salir de clases a las 2 o 3 pm,, comer en una hora y luego despacharlos al deporte/clase de baile/clase con maestro particular siempre he sospechado es para tener a los retoñitos tan ocupados y cansados que no den lata en la noche.
Cuando quieras un diagnostico acertado de la situación REAL pregúntales a los maestros del CECVAC o Irish a ver como andan los chamacos. Y para saber como anda la situación económica de la gente, ve a cualquier juzgado donde se llevan los juicios ejecutivos mercantiles para preguntar si ha aumentado el numero de casos que llevan comparado al año pasado y que veas que esos que salen sonrientes en el Sierra Madre deben hasta los chones.
¿Leer? ¿Jóvenes y niños de la Generación Nintendo/X-box? Es un arte olvidado.
Don´t get me wrong. En mi familia el olor de las hojas al abrir un libro nuevo es afrodisíaco. Desafortunadamente no todas son así.
Pero no te desanimes. Si te sobraron libros, siempre puedes venderlos online y hacer tu propia Amazon mexica ¿no?
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