“El italiano”, de Arturo Pérez-Reverte

Combinación de novela histórica, crónica periodística de guerra y autobiografía, “El italiano” es cien por cien un clásico de la literatura Revertiana. Basada en hechos reales, “El italiano” es una novela de intriga, aventuras, y amor; una historia tan bien enhebrada, que te engancha desde sus primeras líneas.

A Arturo Pérez-Reverte, al polemista, al controversial intelectual español, lo puedes odiar o amar. Aquí yo vengo a platicarte sobre sus novelas, no sobre sus Twittees, sus columnas ni sus decires. Aclaro porque cuando platiqué sobre “Línea de fuego”, más de una, y uno que otro, se engancharon con temáticas ajenas a la novela.

Cuando publico sobre libros en el grupo, trato de hacerlo como si platicara con amigas y amigos alrededor de la parrilla, durante una tarde sabatina de fútbol, cerveza y carne asada. Aquí se supone que somos lectores, y los que aman los libros y disfrutan de la lectura los considero camaradas, compañeras, así que los invito a comentar, aportar y debatir sobre “El italiano” o las novelas de Pérez-Reverte, pero por favor, centrémonos en los libros y lecturas.

A Pérez-Reverte lo conocí en 1996, con “La piel de tambor”, que era su octava novela. Su impacto me llevó a buscar otras novelas, y conforme las encontraba, me ponía al corriente. Desde entonces le guardo fidelidad, aunque confieso que la saga de Alatriste, por ejemplo, no la terminé. Tampoco me atrajo “Sidi”, el relato sobre El Cid, resabios, quizá, de una lectura obligada en la secundaria de mi adolescencia. En fin, hablemos de “El italiano”

La historia ocurre entre 1942 y 1943, ambientada en la Bahía de Algeciras española y el Peñón de Gibraltar en posesión de los ingleses, una bahía donde La Línea entre la zona española y la inglesa sufría la transmigración diaria de ciudadanos, marinos, soldados, espías y saboteadores. Tiempos de guerra, tiempos de héroes y villanos, tiempos en que un grupo de buzos italianos hundieron o destruyeron 14 barcos aliados.

Una mañana, muy de madrugada, mientras paseaba por la playa con Argos, su perro, Elena Arbués se encuentra con un hombre desvanecido, vestido de “caucho negro mojado y reluciente”, sangrando por la nariz y los oídos. Elena, de 27 años, viuda, propietaria de la librería “Circe”, más “alta que la media, … delgada, normal, con cierta clase”, atractiva pero no llamativamente guapa, lectora de los clásicos griegos, quien se decide por llevar al hombre hasta su casa para socorrerlo antes de avisar a las autoridades.

Hurgando en los bolsillos, Elena conoce su nombre, Teseo Lombardo y su rango, 2o Capo Regia Marina y supone que durante esa noche, participó en el ataque al barco que había estado ardiendo toda la madrugada en la embocadura del puerto del peñón, frente a su casa. Y cuando el hombre, recuperando brevemente el sentido, le expresa una petición, acompañada por un número telefónico, Elena intuye que al concedérsela, cambiará su vida.

Apasionante historia, que salta en el tiempo y en el espacio, pues conforme avanzamos en la lectura, caemos en cuenta que ¿encaramos?… gozamos, más bien, dos partes de una misma historia: La aventura de Elena Arbués, la joven librera que cree ver en Teseo Lombardo, 2º Capo Regia Marina, un Ulises salido del mar; y el relato de un novelista, que investiga, escribe y nos cuenta, muchos años después, los acontecimientos que ocurrieron durante esos días en la bahía de Algeciras.

Para resolver el reto narrativo, Pérez-Reverte utiliza con oficio un recurso que recuerdo haberlo percibido en “Hombres buenos”. En “El italiano”, mezclada la realidad histórica con la ficción, Pérez-Reverte enhebra finamente la historia, utilizando un narrador en tercera persona para relatar la trama de Elena y el grupo de buzos de élite Orsa Maggiore, y otro en primera -trasunto literario del autor-, un periodista/novelista que nos va contando la historia sobre la confección del libro, sin que nos perturbe, vale comentarlo, tales artificios en la lectura.

Afortunada amalgama de historia-periodismo-literatura; “El italiano” es una novela, más de intrigas, amor y mar, que de guerra; con un personaje femenino -Elena Arbués, atrevida, estoica, aventurera- que se roba la ¨película”, dejándole a los personajes secundarios, como el mismo Teseo, un tipo atractivo, sencillo que no simplón, honesto, limpio (“hasta su sudor olía a limpio”, decía Ella), y sus compañeros: el sottocapo Gennaro Squarcialupo, y el teniente de navío Lauro Mazzantini, jefe del grupo Orsa Maggiore, los papeles de héroes atípicos.

Historia sencilla y con final feliz, sí, predecible desde el inicio, pero que a la vez, te engancha, porque lo que quieres es conocer cómo se llegó a la consumación; “El italiano” entretiene, ilustra, deleita y enseña. Ideal para un fin de semana largo, como el que se avecina. ¡Te leo!

“La enfermedad de escribir”, de Charles Bukowski

Lo confesé no hace mucho: “!Prejuicios, malditos prejuicios! Por andar de “prejuicioso”, durante años, muchos años, me perdí de la literatura de Charles Bukowski. El año pasado, navegando en YouTube me encontré con un documental sobre su vida. Me cayó bien el maestro, y teniendo varios libros suyos en mis estantes sin tocar -por tonto- me puse a leer “Mujeres”, y de ahí, no paré de leerlo hasta terminar todas sus novelas y varios de sus cuentos y poemas; y me encantó verlo en YouTube en los recitales que ofrecía para pagar la renta, la bebida y sus apuestas”.

Lo escribe el propio autor en “La enfermedad de escribir”: “Con Bukowski, el veredicto está en el aire: no hay punto medio, o se le ama o se le odia”. Y, agrego yo: existe un numeroso grupo de lectores y lectoras que quizá, no se le acercan por prejuicios, por opiniones preconcebidas, por valoraciones en relación a su conducta, más que sobre su literatura. Yo, ya lo confesé, me encontraba entre esa comunidad, y mis razones giraban alrededor de que consideraba innecesario, entre tantos autores que descubrir y re leer, conocer a un personaje tan controversial.

Poeta, cuentista, y polémico columnista, Anagrama, que fue la editorial que lo publicó en Hispanoamérica, se decidió primeramente por presentar sus novelas -casi todas auto ficción-, que Bukowski considera del “género” ficción creativa. “Cartero”, “Factotum”, “Mujeres”, “La senda del perdedor”, “Hollywood” y “Pulp” son las novelas publicadas por la editorial catalana. Y las leí todas. Ahora, a 28 años de su fallecimiento, Anagrama nos presenta una interesante propuesta: una selección de la correspondencia del viejo indecente.

De su poesía, navego por las páginas de “lo más importante es saber atravesar el fuego”, un excelente antología bilingüe publicada por el Fondo de Cultura Económica, y las del libro “Poemas del viejo indecente”, otra antología publicada por el Angelito editor, un admirador, supongo yo; pero mi fuente principal es YouTube, escuchar y ver en video a Bukowski es, créeme una experiencia.


“La enfermedad de escribir” es una selección de cartas inéditas de la correspondencia -ordenadas cronológicamente, de 1945 a 1993- que estableció Bukowski con editores, escritores, críticos y amigos, donde aborda el tema de su oficio y su arte. Leyéndolo, creí captar una tenue transformación -¿producto de la madurez?- entre el autor menospreciado, incomprendido y rechazado, con el escritor de éxito, aunque sin modificar su posición siempre tajante sobre lo que es arte, poesía o literatura.


“El arte es su propia excusa, o es arte o es otra cosa. O es un poema o es un trozo de queso”; “… no me fijé demasiado en la gramática, así que escribo por amor a la palabra y al color, como si arrojase pintura cinta un lienzo…”; “Nos interesa el color, la forma, el significado, la fuerza…, los pigmentos que realzan el alma…”; “Mis poemas no son esmerados, sino expresiones más bien fortuitas y arbitrarias que persiguen una mayor fluidez…”;”… creo que las palabras son más bonitas y poderosas cuando se escriben mal.”; “… un poema no debería ser un poema, sino un fragmento de algo que sale bien…”; “El arte solo es inteligente si te sacude las entrañas…”; “Cuando escribo un poema, quiero que tenga vida y mala leche…”; “Un escritor solo es escritor si escribe ahora, esta noche, en este preciso instante”.

A Charles Bukowski le llegó el reconocimiento como autor en la última etapa de su vida. Mientras tanto, se dedicó a hacer “chambas” para comer, beber, pagar la renta y jugar en el hipódromo. Se nota, de lo que he visto y leído, que Charles se divertía mucho comportándose como el personaje que creó: grosero, borracho, peleonero, perverso, misógino, jugador, promiscuo, pero talentoso, ingenioso y carismático.

Independientemente de los que puedas pensar sobre Charles Bukowski, acerca de sus extremosas opiniones sobre la enseñanza de la creación literaria y los talleres de escritura creativa, las referentes a otros escritores, como Faulkner o Hemingway, o acerca de los poetas contemporáneos, “La enfermedad de escribir” ofrece la oportunidad de conocer y reflexionar sobre el proceso creativo del escritor, proceso que insisto, permaneció inalterable durante su vida: escribir, vivir, escribir, beber, escribir, beber, escribir, coger, escribir, escribir, escribir, escribir a diario, a borbotones, a ritmo de ametralladora, porque como le escribe a Carl Weissner, “los únicos escritores que lo hacen bien son los que escriben para no enloquecer”.

Selección de cartas apasionadas, despiadadas, ásperas, contundentes, intensas, honestas, audaces, cínicas, amenas y divertidas. “La enfermedad de escribir” es un libro de Bukowski en su estado puro, que se puede leer como si fuera novela, pues gracias al trabajo del editor y traductor, Abel Debritto, posee la fuerza literaria característica de sus obras. Lectura creo yo, imprescindible, para los fanáticos de Charles Bukowski.¡Te leo!

“La muerte del león”, de Henry James

Publicado en 1894, “La muerte del león” es una novela corta o cuento largo que revela la visión sobre la situación social de los escritores y la literatura en la época – finales del XIX – de Henry James, reconocido merecidamente como autor de obras capitales en la literatura de habla inglesa, un autor que ocupa un merecido sitio en el paraíso donde reinan los autores que son considerados clásicos de la literatura universal.

Mi primer contacto con Henry James (1843-1916) ocurrió con la lectura de “The Master. Retrato del novelista adulto”, un homenaje en forma de libro que le brindó Colm Tóibín. De esa lectura y de los múltiples comentarios y recomendaciones que recibí cuando compartí mi texto, me prometí conocerlo mejor a través de su extensa obra. Para ello, me hice de una colección de sus novelas, pero con la pena, te confieso que solo leí la extraordinaria novela “Los papeles de Aspern”.

Hoy, por esos extraños caminos que toman mis afanes lectores, durante una pausa en la lectura de un libro de Anagrama que reúne algunas cartas que Charles Bukowski intercambiaba con editores, críticos, amigos y escritores, me encontré, fuera de sitio, el pequeño libro editado por Sexto Piso de Henry James, y buscando el lugar donde se concentra parte de su obra, leí su primera página, y ya no lo solté. Ventaja de las novelas cortas, cuanto más si son de autores de la talla de Henry James.

Henry James fue un escritor y crítico literario, nacido en los Estados Unidos, pero nacionalizado británico que alcanzó amplio reconocimiento por conjuntar en sus novelas atmósferas y personajes estadounidenses y europeos, caracterizando a los primeros como gente abierta y sincera, mientras que a los habitantes del viejo mundo, los coloca en ambientes seductores, artísticos y corruptos.

Autor de clásicos indiscutibles como “Los europeos”, “Retrato de una dama”, “Las bostonianas”, “Las alas de la paloma” o “Otra vuelta de tuerca”, también escribió un gran número de cuentos y de “Nouvelles” . James incursionó en otros temas literarios, como libros de viajes (¨La escena americana” y Horas italianas”), ensayos como “El arte de la ficción” y “Novelistas”. Reconocido como una figura clave en la transición del realismo al modernismo anglosajón, cuyas novelas se basan en la técnica del “punto de vista”, que permite el análisis psicológico de los personajes desde su interior.

“La muerte del león” trata de la relación entre un escritor inglés poco conocido -Neil Paraday- con un joven periodista que, siendo admirador de su obra, y en el entendido de que va a aparecer un nuevo libro de su autoría, intenta convencer a su editor para que le asigne una entrevista con el autor. El editor, con buen olfato periodístico, decide apoyar la petición de su reportero y lo envía en la búsqueda de la nota.

Neil Paraday, convaleciente de una grave enfermedad y poco habituado a la atención de la prensa, no solo acepta la entrevista, sino que lo instala en su casa, y convive con su fan durante la primera semana de la aparición del libro. Al reportero lo supera la admiración por el autor y escribe un reportaje tan elogioso, que es rechazado por su editor, al tiempo que una cadena periodística de mayor renombre, “descubre” la genialidad de Paraday y lo lanza al estrellato de la literatura inglesa.

Celoso, nuestro reportero asume el papel de centinela de su admirado escritor, que desconocedor de las obligaciones y exigencias que su nueva y súbita fama le impone, se muestra agobiado y desorientado ante la avalancha de nuevos fanáticos, cazadores de famosos que “… lo asedian, lo acosan, lo molestan: lo despedazan con el pretexto de aplaudirle… gente que no daría ni cinco chelines por un libro suyo…que le abordan…solo para promocionarse a sí mismos”.

Perspicaz y atractiva, amena y realista, la nouvelle señala como la clase privilegiada busca apropiarse de los artistas de “éxito” y fama, para exhibirlos y explotarlos en sus saraos, sin apreciar e incluso sin conocer su obra; una “alta” sociedad que lo que pretende es ver, fotografiar, pintar al autor, convertirlo en objeto de culto, aunque sin leer sus libros. “La muerte del león” es un relato interesante, una aguda reflexión de James sobre una de las faenas inherentes al oficio de escritor.¡Te leo!
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“Otoño”, de Ali Smith y “Mujeres excelentes”, de Barbara Pym

“Otoño”, de la autora escocesa Ali Smith, es una novela irresistiblemente fascinante, seductora, elegante, vanguardista, lírica y con unos finos toques de humor muy británico, que me generó, mientras leía, un cúmulo de sentimientos y sensaciones entre las cuales destacaba la impresión de que abordaba algo ¿diferente, nuevo, original? No logro atrapar la descripción, pero sí, la sensación de gozo y sorpresa.

“Mujeres excelentes”, de la escritora inglesa Barbara Pym, es una deliciosa novela, rebosante de ironía y del mismo humor negro tan inglés, que narra, a través de la mirada de su protagonista Mildred Lathbury, la serena cotidianidad de una pequeña comunidad londinense que gira alrededor de su pequeña Vicaria, la de Saint Mary, en un decrépito barrio del Londres de los primeros años de la posguerra, que me llevó a una lectura relajada, amena y entretenida.

Dos autoras, nativas de una isla, la Gran Bretaña; ciudadanas de dos naciones constituyentes del Reino Unido, Inglaterra y Escocia; miembros de dos generaciones, Ali Smith nacida en 1962, Bárbara Pym, en 1913. No las conocía. Es tan amplio, tan extenso el universo literario, que me resulta imposible aspirar siquiera, a conocer los autores publicados de mi ciudad, así que hay que aceptar, sin resignación, pero con el propósito y la determinación de cumplir con mis expectativas como lector.

Fue una nota de El País lo que me impulsó a comprar “Otoño”. Por eso siempre será importante contar con referencias para afinar nuestras lecturas. Fue una ojeada a la portada, la editorial -gatopardo ediciones-, desconocida y por ello, atractiva para mí bibliomanía. y el precio ¡Qué precio!… lo que terminó animándome a adquirir “Mujeres excelentes”. Dos razones quizá discrepantes, pero para mí, válidas y razonables.

¿Por qué, por primera ocasión, escribir un texto sobre dos lecturas? La semana pasada recibí la visita de mi hija mayor y preferí pasar el tiempo con ella, así que dejé pendiente escribir sobre “Otoño”. Normalmente escribo notas durante la lectura, pero siempre había redactado mis textos durante e inmediatamente después de terminar la novela. Sensaciones, sentimientos aún vibrantes me facilitan la escritura. Terminando “Mujeres excelentes”, pensé que ambas novelas, diferentes, pero encantadoras y seductoras, merecían comentarios y recomendaciones.

“Otoño” está considerada como una de las mejores novelas publicadas en lo que llevamos de Siglo XXI, y transcurre justo tras el resultado de la votación sobre el Brexit, con un Reino Unido desorientado, sumergido en un mar de confusiones y divisiones; cuenta la historia de la hermosa y larga relación de amistad entre Elisabeth Demand, una historiadora del arte en sus treinta, profesora universitaria, bajo un convenio laboral inestable y el centenario y misterioso Daniel Gluck, un anciano que pasa sus últimos años en una casa de retiro.

No tengo espacio para extender mi comentario, salvo para resaltar que “Otoño” es la primera parte de una tetralogía, que es una arriesgada, interesante, original y fascinante novela, que de tan moderna, es vanguardista; que cuenta una maravillosa y magnífica historia, actual, diferente y de imprescindible lectura. El País agrega además, que “Otoño” es una novela mayor y Ali Smith “Es inteligente, es lúcida, es única”.

“Mujeres excelentes” es una novela, digamos, tradicional, que narra la vida predecible y conservadora de Mildred, que al igual que Elisabeth, es soltera, en sus treinta, generosa y hasta ahí las coincidencias, porque Mildred es una mujer, que a pesar de que subordina sus deseos a los de los demás, se sujeta y se ajusta sin chistar ni cuestionar a las normas y a las jerarquías sociales, encaja.

No se malinterprete mi comentario. Mildred considera que “La virtud es una cosa excelente y todos deberíamos esforzarnos en tenerla, pero a veces puede ser un poco deprimente”, que estima que “no me parezco en absoluto a Jane Eyre, que debe de haber hecho concebir esperanzas a tantas mujeres feas que refieren su historia en primera persona, y que jamás he pensado en ser como ella”, cuyo secreto consiste en “estar feliz y ser independiente”, y que reconoce que “No eran las mujeres excelentes las que se casaban sino las personas como Allegra Gray, que no sabía coser, y Helena Napier, que lo dejaba todo sin fregar”. Esa mirada de Mildred, llena de ironía, la convierte en un personaje delicioso.

“Mujeres excelentes” me gustó. Me conquistó la carismática Mildred Lathbury, me cautivó la atmósfera que recrea Barbara Pym, de una pequeña comunidad londinense en los 50’s del siglo pasado, me encantó su postura sobre la realidad de que una mujer excelente pueda encontrar la felicidad, la realización y una vida plena sin haber pasado por el matrimonio. ¡Te leo!

“Lejos del mundanal ruido”, de Thomas Hardy

Espléndido y ameno clásico de la literatura inglesa del siglo XIX, “Lejos del mundanal ruido”, es una novela para lectores pacientes, pues en Weatherbury, la región donde transcurre la historia, “…los últimos tres o cuatro años forman parte del presente y hacia falta como mínimo un siglo para dejar algún rastro en la faz o en el pulso del lugar. Cinco décadas apenas modificaban el corte de unas polainas o el bordado de un vestido, siquiera mínimamente. Diez generaciones no bastaban para alterar el sentido de una frase”.

No conocía a Thomas Hardy. Ni siquiera recordaba, y menos leído, la única novela que tenía de su autoría -“El brazo marchito”-, contenida junto con otras novelas de autores como Austen, Dickens, Wilde, Emily Brontë, Conrad y H.G. Wells en el hermoso Tomo I, presentado por José Emilio Pacheco, correspondiente a Literatura Inglesa de la Gran Colección de la Literatura Universal, que publicó Éditions Gallimard, en conjunto con Promexa y que adquirí, en el lejano 1982, Gran Colección, te decía, que solo embellece mi biblioteca desde entonces.

En mi descargo, confieso que se me dificulta leer los tochos que compilan varias novelas. Si me interesa algún título en particular, intento obtener el libro, aunque ya lo tenga, porque el ansia de coleccionar, no es como la gripa, que se cura relativamente fácil. Reconozco que mi biblioteca contiene muchos volúmenes que ojeo, acaricio, veo, admiro, presumo, mimo, sacudo, pero que no he leído.

Hardy era un autor fuera de mi radar. Fue con la colección “Novelas Eternas”, que tanto revuelo provocó en México, que ganó mi atención, pues cuatro de sus novelas -la primera, “Lejos del mundanal ruido”, que apareció en la entrega 25, con una traducción de Catalina Martínez Muñoz cedida por Alba Editorial-, son las que ha publicado esta cotizada colección del sello RBA Coleccionables; a causa de las reseñas, comentarios, y recomendaciones del BookTuber David Pérez Vega, que me decidí a conocer algo de la obra de Thomas Hardy (1840-1929), novelista y poeta inglés con una extensa obra literaria publicada, que incluye novela, cuento, poesía y dos piezas teatrales, escritor que alcanzó gran éxito y reconocimiento en vida.

“Lejos del mundanal ruido” es su cuarta novela, publicada en 1874, y cuenta la historia de Bathsheba Everdene, una mujer -perdón, que voy a tropezar con el “lugar común”- adelantada a su época, y con esto quiero decir que no tenía como meta el matrimonio; por decisión propia, elige administrar personalmente, y lo hace más que bien, la más próspera granja de la región, que heredó de su tío; “una muchacha que tiene la valentía suficiente para librar sus propias batallas y no desea un hogar”, la definía Henery Fray, uno de sus trabajadores.

Cómo protagonista de cuento de hadas, que no lo es, aunque por momentos pareciera, Bathsheba es, además de inteligente y trabajadora: bella, irremediablemente bella, y fascinante, y vanidosamente coqueta y seductora. Por ello, no resulta extraño que tres caballeros disputen su amor: Gabriel Oak, un joven de 28 años, experto en todo lo que tenga que ver las ovejas, un hombre emprendedor, en época de vacas -o más bien ovejas- flacas; William Boldwood, un serio, atractivo, soltero y rico Hacendado en sus cuarentas, vecino de la señorita Everdene, y el calavera del trío de pretendientes: el sargento Francis Troy, guapo, vanidoso, frívolo, mujeriego y jugador.

El juego del amor, que de eso trata esta deliciosa y entretenida novela, se desarrolla lejos del mundanal ruido, en una atmósfera literalmente bucólica, de crianza de ovejas, con todo lo que gira alrededor de ello: cruzas, nacimientos, esquilado, cosechas, ferias agrícolas y ganaderas, un escenario detalladamente descrito, pero sin abrumar, solo lo necesario y suficiente para impregnarte con los sonidos, olores y colores de la naturaleza que rodea y enmarca la vida cotidiana de un grupo de personajes magistralmente perfilados, que trabajan, juegan, se apasionan, cantan, declaman, rezan y blasfeman, proyectándose a través de sus acciones, permitiéndonos adentrarnos en ese pastoril mundo.

¿Quién conquistará el corazón de nuestra hermosa y veleidosa heroína? ¿Se desposará y abandonará sus ideales sobre su independencia?¿El amor la cegará a punto tal que se negará a acatar lo que su razón le indica?¿Su clasismo le impedirán abrir su mente y corazón a su más leal y fiel enamorado? ¿Destrozará el corazón y dañará la reputación del maduro y célibe Hacendado, que por vez primera lo entregaba a una mujer? ¿Tendrá, la bella Bathsheba, alguna idea sobre las consecuencias de una decisión equivocada? Y nosotros, lectores ¿por quién tomamos partido?

“Lejos del mundanal ruido” me resultó una fascinante lectura gracias a la pluma de Thomas Hardy, que nos ofrece una obra clásica: narrador omnipresente, estilo sobrio y preciso, trama atemporal, retrato de una época y una sociedad, protagonistas dotados con fortaleza y personalidad, personajes secundarios que aportan al relato y dan testimonio del mosaico social y económico de ese precioso universo de la Inglaterra rural del Siglo XIX. Intriga, romance, pasión y drama. ¿Qué más podría desear en una lectura? ¡Te leo!

“Impaciencia del corazón” de Stefan Zweig

La historia de la relación de Anton Hofmiller con la familia Kekesfalva, compleja y llena de complicaciones, derivadas de las contradicciones, malos entendidos, mentiras piadosas e indecisiones de tan sufridos y conflictivos personajes, me dejó exhausto, atestado de sentimientos contradictorios, discordantes; impresionado, afectado e indeciso sobre mi posición ante el conflicto que nos plantea: la compasión, ese sentimiento que te impulsa a intentar aliviar el dolor o el sufrimiento ajeno, ¿puede acarrear resultados aciagos, nefastos, harto desdichados?

Stefan Zweig (1881-1942) fue un autor enormemente popular, como novelista, ensayista y biógrafo. Su talento narrativo, de estilo elegante y de gran pericia y delicadeza en la descripción de los sentimientos, lo convirtieron en un escritor atractivo, fascinante y seductor.

El pasado 22 de febrero se rememoró el octogésimo aniversario de su fallecimiento, fecha que coincidió con mi lectura de “Impaciencia del corazón”. Me gustaría presumir que la elección del libro fue a manera de homenaje y conmemoración, pero mentiría. La verdad es que sacudiendo mis libreros, me encontré con la edición de la colección “Sepan cuántos…” de Porrúa, y gratamente sorprendido, al dar sin buscarla, con la novela de Zweig, en esa colección tan querida, tan bien editada y tan económica, me lancé con singular y mexicana alegría a su lectura.

Como la mayoría de los lectores saben, la obra de Stefan Zweig es publicada por la prestigiada editorial española Acantilado. Mi problema es que los libros de Acantilado llegan a México a precios muy, pero muy altos, y la compilación “Obra selecta” de Zweig, del Sello Editorial Mirlo, de Editores Unidos Mexicanos, tiene unas traducciones -lo volví a confirmar con “Impaciencia del corazón”- muy chambonas, escrito lo anterior, sin el ánimo de menoscabar el esfuerzo de esa casa editorial.

Los lectores mexicanos le quedamos a deber a Editorial Porrúa por ese extraordinario esfuerzo de acercarnos a las más grandes obras escritas a través de su colección “Sepan cuántos…”. Novela, cuento, teatro y poesía; ensayos sobre ciencia, teología, política e historia; teología y ensayos de religión, todo género cabe en “Sepan cuántos…”, en ediciones prologadas por nombres tan importantes como Ángel María Garibay, Jorge Luis Borges, Sergio Pitol, José Emilio Pacheco y Miguel León Portilla, por mencionar algunos, y traducciones muy cuidadas. ¿La verdad: cuántos estudiantes y no muy solventes lectores hemos recurrido a esa colección? Sepan cuántos…


“Impaciencia del corazón” está ambientada en los meses previos al asesinato del Archiduque de Austria, Francisco Fernando, magnicidio que detonó la I Guerra Mundial, en 1914, cuando el teniente Anton Hofmiller se encontraba destacado con su batallón en un pequeño pueblo austriaco, donde conoce a Lajos von Kekesfalva, un viudo y rico comerciante, que vive junto con su hija, la joven, bella y tullida Edith, quien sufre una grave parálisis que la incapacita para caminar, y con su sobrina Ilona, en un castillo que domina la localidad.

Invitado a una fastuosa fiesta en el castillo, Anton comete un error involuntario, y buscando, cuando menos al inicio, explicarse y disculparse, poco a poco se va involucrando en la dinámica familiar, movido y excitado por la compasión que le provocaba Edith, y por el orgullo que le producía las atenciones que le otorgaba el importante e influyente padre de la niña, cortesías originadas por el agradecimiento que sentía Kekesfalva por la felicidad que la compañía del joven teniente proporcionaba a su hija.

Dejemos atrás la inmadurez, la ingenuidad, las indecisiones y contradicciones del joven teniente Anton Hofmiller. Sus 25 años, su inexperiencia, su limitado roce mundano, su escasa comprensión sobre la naturaleza femenina, aunque no lo justifican, explican muchas de sus acciones. Olvidemos y perdonemos el carácter caprichoso, infantil, histérico y descortés, rayando en grosero, de Edith. Su condiciones físicas y su edad parecen justificarla. ¿Es amor, o compasión lo que siente Anton?¿Debe Edith aceptar la compañía, atención, dedicación y compromiso de Anton, aunque quizá, sean producto de la compasión que provoca su enfermedad?

Lo cierto es que “impaciencia del corazón”, también conocida como “La piedad peligrosa”, es una desgarradora historia que te confronta y te obliga a reflexionar seriamente la posibilidad de que, aunque la compasión es un sentimiento inherente al ser humano, cuando te obliga a anteponer las necesidades de otros sobre las tuyas, puede provocar situaciones inesperadas, dolorosas, y extremadamente perjudiciales.

“Impaciencia del corazón” es una extraordinaria y sobrecogedora novela, con personajes complejos, densa pero intensa, sobre la insondable naturaleza humana, escrita con una prosa precisa y elegante, narrada en primera persona por Anton, que trata sobre la compasión, que como dice el autor, “es un arma de doble filo, y el que no sabe manejarla, es mejor que no la toque ni con la mano ni con el corazón”, cuya lectura te la recomiendo mucho mientras yo, ¡te leo!

“Hamnet”, de Maggie O’Farrell

Maravillosas sorpresas da la vida. Sin referencias para distinguir qué parte de la historia es realidad y cuál, ficción, me encontré con una preciosa, enternecedora y conmovedora novela sobre el duelo de una madre por la muerte de su pequeño hijo, víctima de la peste, pandemia que llegó “desde muy lejos, desde un lugar de podredumbre de humedad y confinamiento” a la Inglaterra Isabelina del siglo XVI, a través de barcos que transportaban las nefastas bacterias en pulgas, ratas y personas infectadas, entre las mercancías o en sus propios cuerpos.

A pesar de haber leído más de una decena de reseñas, críticas y comentarios sobre “Hamnet”, la verdad no me sentía animado para emprender su lectura. Era el hipotético tema lo que me incomodaba. ¿ Una biografía novelada de Anne Hathaway, la ninguneada esposa de William Shakespeare sobre la muerte de su hijo víctima de una pandemia? Mencionada como una de las mejores novelas del 2020, cuando la vi en la librería me la llevé. Fue esa fue la razón de compra, pero, enfrascados con la tercera ola del COVID, no consideraba su lectura en el corto plazo. ¡Vaya con mi pésima lectura!

No conocía a Maggie O´Farrell (1972). Periodista y escritora irlandesa, criada en Escocia que estudió Literatura Inglesa. Autora de 8 novelas y un libro autobiográfico; traducida a una treintena de idiomas y galardonada con el Premio Betty Trask, el Somerset Maugham, el Costa Book, con “Hamnet”, recibió el Women´s Prize for Fiction 2020 y en marzo del 2021, el National Book Critics Circle Award for Fiction.

Habrá que reconocer que extraños pueden llegar a ser los impulsos lectores: sugestión, instigación, emoción, acción sin reflexionar. Ojeando por aquí y por allá las portadas de un grupo de libros amontonados sobre la mesa, me lo encontré y al abrirlo, leí un breve apunte que escribí cuando lo compré – es raro hacerlo antes de iniciar su lectura-, así que, sin saber a bien que esperar, me lancé a la lectura.

Desde la primera escena, acompañando a Hamnet, angustiado y alarmado, corriendo por el villorrio en búsqueda de auxilio para Judith, su hermana gemela, atacada de improviso por fiebre y un agudo dolor de cabeza mientras jugaban, quedé irremediablemente atado a la lectura.

“Hamnet”, cuenta la historia de Agnes y sus tres hijos, en especial la del único varón, Hamnet. Es el año de 1596, en el Villorrio de Stratford-upon-Avon, Inglaterra. Agnes es una mujer dotada de carácter, y de ciertos talentos, digamos, especiales -al palpar el espacio entre el dedo pulgar y el índice, conoce el interior de las personas y ve el futuro-, que igual que generaban murmuraciones y desconfianza entre sus vecinos, la hacían muy solicitada, por sus profundos conocimientos herbolarios, que les resultaban esenciales por su poder para curar una diversidad de malestares.

Potente y poderoso resulta el personaje creado por O´Farrell: Agnes, mujer admirada, querida, envidiada, rechazada. Agnes, tan extraña y diferente, como inteligente y atrayente. Huérfana de madre, vive con miedo de perder a sus hijos, miedo entendible por la época, donde pandemias como el cólera, la peste o la viruela atacaban regularmente, regando muerte por doquier. Su terror, pronto se materializa en Judith, pero se concreta en Hamnet.

Con una estructura sencilla, que señala dos líneas de tiempo: la del pasado, que da cuenta del encuentro, el cortejo, o más bien, el fulminante enamoramiento, y los primeros años del matrimonio entre Agnes y el Bardo de Avon; y la otra, que expone la enfermedad y la muerte del hijo, el duelo de una madre rota por el dolor, “Hamnet” es una novela que te hechiza, te fascina, te conmueve y te emociona.

Monumental novela, narrada en tercera persona, por un sereno y profundo narrador omnisciente, que con una exquisita, hermosa, pero a la vez potente prosa poética, que te transporta por la Inglaterra Isabelina, tan espléndidamente ambientada y recreada, que parece que hueles, que palpas, que te ensucias, que te enfermas. Novela magistral, deslumbrante, introspectiva, destinada a clásica de la literatura, que cierra con un final inolvidable, y que te la recomiendo como una lectura imprescindible. ¡Te leo!

“Tiempos de swing”, de Zadie Smith

Existen lecturas tan llenas de vida, que abarcan tantas y tan variadas experiencias humanas, que son tan actuales, vitales, e intensas, y además, tan bien escritas, que intentando contártela de que va, me embrollo y no logro encontrar el fondo, el tono, el ángulo, el foco adecuado para sensibilizarte y acercarte al libro; novelas como “Tiempos de swing”, de Zadie Smith, con un calado tan hondo, me hacen sentir desbordado, superado, si no como lector, sí como el limitado divulgador de lecturas que soy, así que te ofrezco mis disculpas desde ya.

A Zadie Smith (Londres, 1975) la conocí con “Dientes blancos”, su ópera prima, que publicó en el 2000, a sus 22 años, novela que la catapultó a ese Olimpio habitado por las escritoras y escritores que gracias al éxito de su primera publicación, pueden dedicarse al cien a las tareas propias de la literatura. “Tiempos de swing” es su quinta novela y además de ficción, ha publicado ensayo y relatos cortos. Desde el 2010 imparte la materia de Escritura Creativa en la Universidad de Nueva York y es miembro de Royal Society of Literature.

“Tiempos de swing” narra la amistad entre dos amigas, que comparten desde la niñez el sueño de ser bailarinas. Relato de una amistad femenina, con destinos divergentes y contextos trenzados. Narrada en primera persona por la protagonista, de la que no conocemos su nombre -y ni falta me hizo-, hija de un matrimonio mixto -blanco y negra-, el relato abarca desde 1982 hasta el 2008, cuando a sus treinta y tres años, la “metieron en un vuelo de vuelta a casa, a Inglaterra”, y la instalaron en un piso de alquiler en St. John’s Wood

Con su amiga Tracey, explosiva y carismática, comparte, además de la pasión por la danza, “exactamente el mismo tono de piel morena”, ser hija de un matrimonio interracial, y vecindad en un conjunto habitacional de renta protegida.

Educadas en estructuras familiares opuestas: el padre de Tracey entrando y saliendo de prisión, y su madre, una mujer permisiva y desinteresada, par que contrastan con la madre de nuestra narradora, una mujer luchadora, ambiciosa, autodidacta, políticamente activa, y con su padre, un hombre cariñoso, cercano, que satisface sus necesidades especiales, disparidad que hará, inexorablemente, que sus vida tomen diferentes derroteros, sin que ello consiga romper la tenue liga que las une a su pasado común.

Terminando la universidad, tras un breve paso por la MTV británica, recibe una irresistible oferta para convertirse en la asistente, nana, sirvienta, secretaria, de una famosísima cantante australiana de Pop, a quien acompaña a través del mundo en sus giras musicales y con quien colabora en las volubles, extravagantes, aunque bien intencionadas iniciativas humanitarias que la cantante emprende en África, lo que le ofrece la oportunidad de profundizar en sus raíces y construir una identidad con fuertes fundamentos éticos en su relación con el mundo que la rodea.

Novela de formación y aprendizaje, bien ambientada en la época y la sociedad donde transcurre la historia, es un homenaje al mundo del baile de los años 30 y a la película de la que la novela toma el título, protagonizada por Fred Astaire y Ginger Rogers. Pero además, “Tiempos de swing” es una novela que destila ideología, y que trata sobre la desigualdad y las relaciones de poder en diferentes niveles: familiares, laborales, políticos.

Novela fiel a la tradición literaria del costumbrismo inglés, escrita con una estructura de dos líneas temporales bien diferenciadas, oscilando hacia adelante y hacia atrás a través del tiempo, “Tiempos de swing” retrata -que no juzga-, con “lucidez, humor y sensibilidad” a personajes que te podrán parecer contradictorios, necios, petulantes, nobles o egoístas, pero que los sientes irremediablemente vivos y vulnerables.

Después de haber leído “Dientes blancos” y “Tiempos de swing” no me queda duda de que Zadie Smith es una de las grandes escritoras contemporáneas, créeme, de un alto nivel literario. “Tiempos de swing” es la confirmación de que Zadie superó con donaire su impactante y abrumador debut literario, reto que sólo grandes autores logran salvar. Espero que encuentres una oportunidad para conocerla.¡Te leo!

“La familia Martin, de David Foenkinos

Original, encantadora, seductora, muy atractiva novela; corta, como breves han sido las novelas de David Foenkinos que he tenido el agradado de leer, “La familia Martin” es una especie de Laboratorio de Escritura Creativa, un ejemplo muy bien logrado de un novela meta ficticia, donde Foenkinos se da gusto plasmando el proceso de creación de su novela, provocativo y atento a nuestras reacciones, buscando atraer nuestra atención, la de sus fieles lectores, hacia la evolución de la historia de los Martin.

David Foenkinos (1974) es un joven y exitoso escritor francés que con la publicación (2009) de su novela “Delicadeza” (con la tristeza, pero no la he leído), que vendió un millón de ejemplares, obtuvo el reconocimiento de los lectores, que esperamos siempre, con grandes expectativas, sus libros. Traducido a más de 30 idiomas, con sus 13 novelas y 4 libros de relatos cortos, también alcanzó el reconocimiento de la crítica francesa, al ser galardonado con el Premio Goncourt des lycéens.

Mi primer contacto con David fue en 2014 cuando leí “Lennon”, una original biografía del Beatle, y de ahí, he leído todo lo que nos ha llegado; aún estoy en espera de una reedición de “Delicadeza” y de todas sus novelas publicadas bajo el sello de Seix Barral, su casa editorial hasta el 2013, cuando Alfaguara empezó publicarlo. Delicadeza pues, es lo que les ha faltado a sus editores, pues de las 13 novelas que ha publicado, solo seis he logrado disfrutar. En fin.

La novela arranca con el autor padeciendo la condición de “bloqueo de escritor”. Enredado con una novela relacionada con talleres de escritura, no encuentra palabras, ni interés por sus personajes: “me costaba escribir; no avanzaba”. Buscando superarla, decide emprender una acción que pareciera ser disparatada: escribir la historia de la primera persona que se encuentre en la calle.

Así fue como empezó todo: bajó a la calle, se acercó a la primera persona que vio y así, estableció contacto con Madeleine Tricot, una fascinante viuda, quien para su sorpresa, acoge la idea, encontrándola más que dispuesta a hablarle de su matrimonio, de su viudez y de su trabajo como costurera en la Casa Chanel, donde colaboró con el mismísimo Karl Lagerfeld.

Madeleine es madre de dos hijas: de Stéphanie, que vive en Boston, EUA y de Valérie, vecina del escritor; es abuela de dos niñas de la hija mayor, y de Lola y Jérémie, par de adolescentes, hijos de Valérie y su esposo Patrick.

Valérie, a pesar ciertas dudas iniciales, encuentra un ángulo positivo a la propuesta y acepta el proyecto con entusiasmo, a tal punto que exige incluirla, junto con su familia, en la historia de su madre. Es así como se integra, con desigual ánimo y predisposición, el casting de personajes de “La familia Martin”.

Patrick y Valérie no pasan por un buen momento: tensiones laborales, la rutina propia de la gran mayoría de los matrimonios que los conducen al hastío, la angustia de no vivir la vida como la esperaban y quisieran; los adolescentes, reacios a involucrarse en el proyecto; un antiguo amor de Madelaine, y un reciente rompimiento sentimental del escritor, son los conflictos que van desarrollándose y dando forma a la novela, que es la novela misma, su construcción, el proceso para convertirse en “La familia Martin”.

Novela sobre una novela. Obra literaria que revela la estrategia del autor para crearla, que busca interesar al lector hacia su condición de obra de ficción, con un escritor que constantemente nos hace saber que la está creando, “La familia Martin”, además de lo atractivo del propio argumento, con esa dosis de misterio e intriga que existen en todas las familias, resulta además, un libro fascinante para quienes nos gusta conocer como se escriben.

Escrita en breves capítulos, en primera persona, con una prosa lírica de suave ritmo, con ese tono de humor que he encontrado en todas sus novelas, y unos personajes con los que irremediablemente te identificas, “La familia Martin” es una novela que reflexiona sobre las cosas importantes de la vida, irradiando optimismo y confirmando que siempre podremos encontrar lo excepcional tras lo ordinario, porque potencialmente, como dice Foenkinos, toda persona puede ser interesante.¡Te leo!
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“Terror de Estado”, de Hillary R. Clinton y Louise Penny

En teoría, no tendría razón de ser mala ni la idea ni la ejecución. Un thriller geopolítico, escrito por la ex primera dama, ex senadora y ex secretaria de estado estadounidense Hilary Clinton, solvente autora de 7 libros de No Ficción, y por Louise Penny, prolífica y exitosa autora de novelas policiacas, era, y resultó, una apuesta ganadora. Combinar el conocimiento interno sobre la política exterior y el Departamento de Estado estadounidense de Hillary, con la maestría probada de Penny en los mecanismos del género, funcionó y fructificó en una novela innegablemente buena.

Me sorprendió encontrar al libro. No lo esperaba; no recordaba la noticia sobre la alianza Clinton-Penny, y por eso, cuando lo vi, mal ubicado, en una mesa en el último rincón de la pequeña librería, entre los libros de crónica y ensayos políticos de periodistas mexicanos sobre el tema que “ya chole’, cuando lo advertí, te decía, se me aceleró el pulso y requerí jalar oxigeno por la boca para serenar la tiritera de mi mano, tomarlo y salir de volada a la casa para leerla. Eran las 17 horas del viernes. Escribo este texto el domingo antes de las once horas. Así de adictivo me resultó.

Hilary Clinton repite la estrategia de su marido, Bill Clinton, que publicó, en conjunto con el reconocido escritor James Patterson, “El presidente ha desaparecido», alianza que se encuentra próxima a publicar otra colaboración. Hillary y Penny se conocieron en 2016, después de que la ex primera dama le enviara un cariñoso correo lamentando la muerte de su marido.

He leído a las dos autoras. De Clinton, sus dos libros de Memorias, “Historia viva”, y “Decisiones difíciles”, y de Louise Penny, cinco de sus 17 novelas de la saga del Detective Inspector Armand Gamache, Jefe de Homicidios de la Sûreté du Québec, así que no tuve muchos reparos en saltarme todas las listas de lecturas por realizar, para sumergirme, ansioso, en la de “Terror de Estado”. ¡Vaya Buen fin de semana que me procuré!

Son los días inaugurales del gobierno del presidente Douglas Williams, después del caótico, incompetente y polarizante gobierno de Donald…perdón, de Eric Dunn, un ex presidente fanfarrón, fascista, incapaz de aceptar su derrota. En una inesperada y controvertida decisión, Williams elige como secretaria de Estado a Ellen Adams, siendo rivales y antagonistas políticos, con cuentas personales insaldables; inexperta en cuestiones políticas, para aceptar el cargo, tuvo que renunciar a la operación de su conglomerado mediático internacional, particularmente crítico con Williams, dejándolo en manos de su hija Katherine, lo que en los círculos cercanos al presidente, consideraban el verdadero objetivo de la designación.

Recién desempacada de su primera encomienda, una desastrosa visita oficial a Corea del Sur, ocurren una serie de brutales y sangrientos actos terroristas en tres ciudades europeas, violencia que amenaza con extenderse hacia el corazón del territorio Estadounidense, lo que obliga a la bisoña e inexperta Secretaria de Estado, rodeada, pero alejada de sus compañeros de gabinete, que la sienten hostil al presidente, a apoyarse en un aún más novato e incierto, pero leal equipo para enfrentar la crisis.

La frenética carrera que emprende en la búsqueda de descifrar y desactivar las claves de la conspiración, complot con ramificaciones en sus enemigos tradicionales, como Afganistán, Irán y Rusia, en aliados poco confiables como Afganistán, y con hondas raices en un grupo de la extrema derecha norteamericana, la de los supremacistas blancos, siempre dispuestos a todo, con tal de recobrar su idea de nación soñada por los padres fundadores, te deja sin aliento, entre tantos giros, personajes y escenarios simultáneamente involucrados.

Thriller político de excelente factura, tenso e intenso, lleno de giros, suspenso, anticipación, ansiedad y sorpresas, que cuenta con el atractivo adicional, si el tema te interesa, de buscarle paralelismos entre lo que ocurre en la historia de ficción y lo que Hillary nos cuenta en su libro “Decisiones difíciles” y lo que conocemos de su trayectoria; resulta irresistible para mi, que gusto y me informo sobre temas políticos, andarle buscando lo biográfico a la ficción, olvidando por momentos que en “Terror de Estado” participa Louise Penny, cuya mano se nota y mucho en el perfil literario del texto.

Existen tantas cosas que te quiero contar sobre “Terror de Estado”, pero… ¡No te digo más! Ritmo desenfrenado, temas como el terrorismo, la intriga geopolítica, la traición y espionaje de alto nivel se mezclan en una historia que te entretiene, te emociona, a ratos te sorprende, pero que se lee con velocidad y voracidad. ¡Te leo!
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