“El funcionamiento general del mundo”, de Eduardo Sacheri

Al arranque, solo al comienzo, costó adaptarme a la lectura. Después de “David Copperfield”, de Charles Dickens, el inicio de la novela de Sacheri me pareció algo así como salir de una autopista alemana, para tomar nuestra Carretera Nacional, rayada, mal parchada, funcional, sí, pero donde sus imperfecciones, quizá imperceptibles para un automóvil, resultan magnificadas cuando la recorro arriba de mi bicicleta.

No quiero parecer injusto con “El funcionamiento general del mundo”, de Eduardo Sacheri. Es una buena novela, muy al gusto de los que como yo, hemos leído con agrado, si no todas, sí la mayoría de sus propuestas. Lo comento porque, quizá -y lo debes reflexionar por si te ocurre-, pensaba al principio: “debí elegir una novela que me representara una transición más suave”.

A Eduardo Sacheri (1967-) lo descubrí en abril del 2015 con “Ser feliz era esto”. Un año después, con “Papeles en el viento”, supe que compartimos la pasión por el fútbol. El 2016 leí su novela, “La noche de la Usina”, galardonada con el Premio Alfaguara 2016 y “Aráoz y la verdad”, escrita en el 2008; en el 2017 leí sus libros de relatos cortos “Las llaves del reino” y “La vida que pensamos”; en el 2019 me enganché a esa maravillosa historia de amor “Lo mucho que te amé” y en el 2020, leí su ópera prima, publicada en el 2005, y que por esos azares de la lectura me había pasado de largo, “La pregunta de tus ojos”. Quede claro pues: Me gusta su literatura.

La novela articula dos historias: la travesía automovilística de cuatro días, de Federico Benítez y sus hijos, Candela y Joel, desde Buenos Aires hasta la inhóspita Patagonia, viaje imprevisto provocado por el fallecimiento de su profesora de dibujo del Tercero 6a, del Colegio Nacional Normal Superior Arturo Del Manso, Marta Muzopappa, muerte que conmueve a Federico a tal punto que, decide suspender las vacaciones programadas con sus hijos a las Cataratas del Iguazú, para, cargando con ellos a fuerza, acudir al sepelio de su maestra.

El viaje refleja el aprendizaje permanente qué significa la paternidad. Encerrados dentro de un automóvil, en un viaje que cubre más de 4500 kilómetros, desde la Pampa húmeda argentina hasta la estepa patagónica, con frio, nieve y carreteras semi desiertas, Federico, Candela y Joel se conocen y reconocen; Federico, procurando cumplir decorosamente con su rol y las expectativas de sus hijos, bregando para ajustarse al nuevo fenómeno de la paternidad bajo el enfoque de género; Candela y Joel, muy metidos en su papel de protagonistas de la generación Alfa, escrutando, curiosos, sobre el pasado de su padre, del que conocen poco.

Y fue con el inicio de la Guerra de las Malvinas cuando Federico, estimulado por el par de adolescentes, producto de un matrimonio ya disuelto en lo legal, pero intrincado y pendenciero en la cotidianidad, arranca la segunda historia -frecuentemente interrumpida por las interrogantes, las disputas fraternales y malos entendidos, del par de oyentes – de lo que ocurrió en 1983: el Primer Torneo Interdivisional de fútbol del Colegio Nacional Normal Superior Arturo Del Manso.

Los que amamos al fútbol sabemos que siempre será la materia, el tema, el asunto más trascendental, fundamental, significativo y vital, sobre todas las demás cuestiones irrelevantes que ocurren en el mundo. Y para mí, es el relato sobre el Torneo de Fútbol la mejor parte de la novela de Sacheri.

El deporte encarna, refleja y simboliza muchas cuestiones más importantes y complejas que el juego mismo, y el torneo de fútbol sirve de marco, ambiente y contexto para mostrar las profundas transformaciones que modifican la vida de Federico. Y es en el torneo, donde la profe de dibujo, la entrañable Marta Muzopappa, quien sabe que “El fútbol está lleno de cosas que le vienen prestadas de la vida”, deja huella, marca y transforma vidas, justificando el caótico viaje de Benítez y su prole.

Novela de iniciación y/o aprendizaje y/o de viaje; homenaje a los maestros que iluminan el camino y te ayudan a crecer; “El funcionamiento general del mundo”, es un relato ameno, entretenido, que utilizando el viaje, al fútbol y a la escuela como escenarios narrativos, trata temas como la paternidad, la niñez y la adolescencia; la épica del juego como metáfora del funcionamiento del mundo; la escuela como sitio de aprendizaje sobre el peso de la autoridad y el poder. Y mira, para abreviar: “El funcionamiento general del mundo” me gustó… que digo me gustó: ¡me encantó! la disfruté a rabiar. ¡Te leo!
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