
Lo menciono como una leve advertencia. “Lo peor de todo” fue la ópera prima de Ray. La lectura de sus novelas iniciales se debe encarar teniendo en mente el contexto, el entorno, el ambiente de la época en la que se escribieron. Y para que no haya malos entendidos, desde ahora te insisto en que me gustó, pero…
La verdad no quiero pensar que mis sentimientos y sensaciones como lector estén influenciados por haberme convertido con el paso de los años en uno de esos “viejos babosos” a los que alude Élder, el narrador de “Lo peor de todo”, que se vuelven repugnantes con la edad y que empeoran año tras año. Ojalá y que no.
A Ray Loriga lo leí por primera ocasión en diciembre de 1995. “Caídos del cielo” fue esa primera lectura, y de acuerdo a lo que anoté, me agradó. Aún andaba por mis treinta y aunque mi vida fue diferente -a mis 25’s era un joven serio, formal y orientado a lo que en aquellos años estaba seguro que era el “éxito”- a la de los protagonistas de la novela de Ray, me identificaba con ellos en otros aspectos.
Ray Loriga, seudónimo de Jorge Loriga Torrenova (1967-), escritor madrileño, colaborador de diversas publicaciones, guionista y director de cine ha publicado once novelas, 4 libros de relatos y un cuento infantil. Integrante de la denominada “Generación X”, logró su primer éxito de público y critica con “Lo peor de todo”, que fue publicada por todo Europa.
No recuerdo las razones por las que no volví a leer a Ray Loriga. En el 2017 su novela “Rendición” fue galardonada con el Alfaguara de Novela e inmediatamente lo recordé. Por eso no dude en comprarla y leerla. Y de nuevo, me gustó. “Extraña pero entretenida” resumí en mis notas. Quizá iniciaba mi época de viejo baboso.
“Lo peor de todo” es su primera novela, publicada en 1992 con toda la frescura de sus 25 años, reeditada por Alfaguara en el 2008 y reimpresa en México por el mismo sello en el 2014, edición que en la mañana me la encontré a precio de ganga y que hoy mismo leí. Para que me espero a envejecer más.
Novela de iniciación sobre la transición de la niñez a la juventud del protagonista y narrador Élder Bastidas, escrita en primera persona, a la manera de un diario medio caótico, con un ritmo por momentos frenético, transitando del pasado al presente, sin freno ni pausa, sin lograr asentarse, pero sin que te provoque inconveniente o problema alguno con la lectura.
Apenas empezamos a conocer a sus amigos, cuando pasa a hablarnos de T., su novia, “que es tan bonita como tener a Dios de cara” y sin pausa, salta a contarnos de su familia, formada por su padre, “que le encantan los puertos, le horrorizan las playas”, sus hermanos Fred “el cuerdo” y M. que “está loco” y su madre, que “es una gran mujer a pesar de su nefasta afición por el cine suramericano”.
Vertiginosamente, sin apenas darnos cuenta, nos enteramos de su expulsión de la escuela, de su paso por un internado, de su viaje a Londres con regreso a Madrid. Parece inevitable su confusión, el dolor, la frustración, la injusticia, la desilusión y desesperanza experimenta y que lo agobia.
Creemos entender la transitoriedad de sus empleos como parte de su crecimiento mientras termina de desarrollar su personalidad: “He trabajado en mil sitios, pero nunca he hecho nada bien. Eran solo trabajos de idiota, en realidad casi todos los son”.
Escrita con un estilo narrativo que no te da descanso, “Lo peor de todo” es una novela singular, que intenta reflejar sin aludir un período, para mi incierto, de la historia española. Amor, ingenuidad, humor, calidez, angustia, violencia contenida, confusión y oscuridad encuentras en la historia de Élder. Nostalgia, añoranza y satisfacción me dejó su lectura. ¡Te leo!