“Dientes blancos”, de Zadie Smith

Diecinueve años tuvieron que pasar para sacar “Dientes blancos” de los libreros y poderme asombrar, y a la vez disfrutar, de esta extraordinaria opera prima de una joven – cuando la publicó tenía 22 años- británica que había irrumpido con enorme fuerza en el panorama literario europeo, sorprendiéndolo y acaparando galardones, portadas y primeros puestos en las listas de los más vendidos.

Y fue precisamente una lista -las mejores 50 novelas que se han publicado en lo que va del siglo XXI- la que me impulsó a buscar “Dientes blancos” y amigos, ha sido una verdadera gozada literaria de 4 días, que no quería que terminaran, porque “Dientes blancos” es, en serio, una de las mejores novelas que he leído en los últimos años.

Esta claro que no había leído nada de Zadie. El 2001 fue mi “Annus horribilis”, y apenas recuerdo haber leído algo, por lo que el debut de la autora británica me pasó de noche, a pesar del ruido que hizo con el lanzamiento en español de “Dientes Blancos”. Hoy sé que Smith se consolidó como escritora, que ha publicado otras cinco novelas, y algunos relatos cortos. Habrá que darle seguimiento.

“Dientes blancos” nos cuenta la historia de Archie Jones y Samad Iqbal y sus familias. Archie y Samad combatieron juntos en la segunda guerra mundial, dejaron de verse 30 años, y se reencontraron en una Inglaterra a finales de los 70´s, inmersa en conflictos laborales, raciales y religiosos.

Archie está casado con Clara, y son padres de Irie; Samad con Alsana, una bengalí como él, progenitores de los gemelos Magdid y Millat; ambas mujeres con un carácter de los mil demonios, con el que mantienen más o menos controlados a los mandilones de sus maridos, que son, como corresponde a un par de esposos dóciles, trabajadores cumplidos, el primero en una especie de imprenta, el segundo como mesero.

Zadie Smith logra edificar una novela deliciosa, donde nos narra con enorme frescura y humor, una historia extravagante, exuberante y bastante entretenida de estas dos familias, cubriendo de la segunda guerra mundial hasta el fin del siglo XX, plagada de conflictos familiares, religiosos e interraciales, frutos de las múltiples nacionalidades y religiones que se funden en la Inglaterra de esos años.

“Dientes blancos” es una ambiciosa novela -¡525 páginas!- pletórica de historias y personajes, de lugares y de eventos, que de repente te puede parecer caótica, pero la narración te mantiene atrapado, y admiras como con su capacidad narrativa, humor, e ironía, la autora va resolviendo esos momentos un tanto anárquicos, pero a la vez, seductores.

La autora muestra también, una maestría precoz para construir personajes carismáticos, atractivos, encantadores, seductores, llenos de claroscuros, que incrementan el interés en lo que nos está contando, como los Chaflen, una familia clasemediera que interactúan -como elefantes en una cristalería- con los Jones y los Iqbal, perturbando y alterando los frágiles lazos familiares. Y que decir de la abuela Hortense y su acompañante, Ryan Topps, un fanático religioso que trata de calcular, junto con otros similares, la fecha en que llegará el Apocalipsis.

Con un arranque delirante, con Archie intentando suicidarse de una manera más cómica que trágica y con un final inesperado, pero igual de extravagante, esta deslumbrante historia, llena de humor, ironía, ligereza, nos dejó la convicción de que “Dientes blancos” tiene los merecimientos para ser considerada una gran novela. Se las recomiendo mucho.

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