A todos nos ha pasado. Nos encargan una tarea y no tenemos ni la más remota idea de como iniciarla y mucho menos, como desarrollarla. Ni Pex, historias peores vive uno cada día, como pa andarnos preocupando por mamaditas como estas. De peores barrios me han corrido, cabrones más méndigos me han tirado peores pedos, así que no me queda de otra más que tirar para adelante, haya sido como haiga caído. Domingo mediodía, entrando a las semis del mundial, sin fútbol y recién terminado el libro, después de dale y dale vueltas por el face, me hace ojitos está página y deseo darle sin pensar en tema alguno, simplemente darle las teclas con la esperanza que salga algo entelegible, aunque no sea leíble. Ente renglones le sigo la huella a la novela de Ramírez Heredia (Nadie como ese wei para narrar la vida tepiteña), y al mismo tiempo jeringueo la pelotilla que aprieto para reducir el estrés, que la neta, no tengo, pero la costumbre de apretar el corazoncito con publicidad del Instituto de Cardiología y Medicina Vascular que utilizo para estos menesteres no me permite dejarla de lado. La Trevi suena y suena, yo pendejeo y pendejeo y prefiero darle un decoroso fin a esto, antes que se ponga más feo. Nos vemos después….