El Norte pone abajo a Rodrigo, Milenio dice que está arriba. Cada quién, se acuerdo a sus intereses diseña y ajusta sus propias encuestas. La guerra de las cifras apenas inicia. Y pasa lo mismo con todos los candidatos, en unas están arriba, en otras abajo y unas dicen tablas. Como sufren los aspirantes. Saben que las encuestas son hechas a la medida, pero nunca les gusta verse abajo en ninguna, así sea la diseñada y publicada por el consultor de su competidor.
Falta un mes y medio de un período electoral atípico, comparado con los últimos tres, cuatro. Nuevas leyes electorales, precampañas que no se dieron, candidatos de unidad en el PRI y el PAN, suspensión de actividades por emergencias de salud, campañas federales de solo 2 meses, pero eso sí, las grillas de costumbre. Para eso son las elecciones: para contrastar proyectos y personalidades.
En mi fuero interno, en mi encuesta cerebral, los resultados están muy cerrados. Sé que van a ser una elecciones muy reñidas, que el dia D va a ser clave, que todo cuenta y que no hay que cometer errores como el que se aventó Mauricio Fernández. No aprende. Su soberbia lo des ubica y lo hace olvidar que es un candidato, no un millonario excéntrico que le gusta pasearse presumiendo sus adquisiciones. Bueno, es un millonario excéntrico que le gusta pasearse presumiendo sus adquisiciones, pero en estos tres meses es un candidato, aunque le encabronen las reglas escritas y las que no lo están que le dicen como se debe comportar, lo que debe decir y lo que se debe callar. Hasta los ricos como él, tienen límites.
Volviendo a las encuestas, la única que vale es la que se dará a conocer el 5 de julio a media noche , así que mientras son peras o son manzanas, no hay que aflojar.