La UANL y el IFE organizaron, en la Biblioteca Raúl Rangel Frías, un Foro regional que titularon : “El papel de los ciudadanos en el proceso electoral”. La invitación al Foro la vi en el escritorio de Rómulo Elizondo, Presidente del PVEM, además de candidato a diputado por el sexto distrito local, e inmediatamente me llamó la atención, y por eso le solicité, que si no pensaba asistir, me permitiera utilizarla – la invitación -, pues el foro me interesaba por una razón personal y otra profesional.
La profesional es muy simple de entender. Soy consultor de Marketing Político por Internet. Diseñamos estrategias y tácticas de comunicación política – y en estos momentos, principalmente electoral – utilizando como medio de comunicación la Internet y todas las herramientas y funcionalidades que contamos : sitios, blogs, foros, redes sociales, enlaces, correo electrónico, publicidad pagada en buscadores, versiones electrónicas de medios tradicionales, revistas electrónicas, y redes sociales, etc. etc. y más etcéteras, buscando con ello, no solo informar sobre, o promover al candidato, sino acercar, interactuar, reclutar, movilizar, incentivar, organizar a los ciudadanos – los que prefieren la Red como medio de comunicación- en torno a y con el aspirante, su equipo de campaña y hasta con su Partido.
Dicho lo anterior, y sumado a que, en estos momentos, el mercado meta de cualquier campaña electoral en la Red, son los jóvenes entre 18 y 34 años de edad, residentes de áreas metropolitanas, como la ciudad de Monterrey, y que usan la Internet, – según la Asociación Mexicana de Internet- para buscar, chatear, blogear, postear foros, enviar correos electrónicos, escribir sus perfiles en las redes sociales e interactuar ahí con sus amigos, pensé: Chingón, participación ciudadana, en un foro de jóvenes universitarios.
Había pues, que ir, y escuchar la opinión de los expertos en incentivar esta participación, y sobre todo, ver, palpar, vivir, el como respondían los jóvenes a esas opiniones y comentarios. Triste fue el resultado. Más del 90 % de los asistentes abandonaron la sala antes de las sesiones de preguntas y respuestas, mostrando con ello que solo estaban ahí, porque los habían llevado de a Web O, y que solo esperaban el término de los participantes en la mesa redonda que se organizó para salir volando a tomar lista de asistencia y recoger el material que se les había prometido.
Yo andaba muy inquieto en mi trabajo. Ya había notado que, cuando menos en la Red, la participación de los jóvenes en las campañas electorales, no se estaba dando como lo había previsto, como lo pensaba, soñaba o imaginaba. Pensaba que ahora, que se les abría en el medio de su preferencia, en ciertos sitios de candidatos – cuando menos en los de mis clientes – múltiples alternativas para hacerse escuchar, para que presentaran sus ideas, propuestas, proyectos, quejas o cuando menos para que subieran fotos, vídeos – o los bajaran – y hasta para que nos mentaran la madre, se volcarían en masa para hacerse presentes. La neta es que hasta hoy, son pocos los que participan activamente con ideas, críticas o propuestas, aunque muchos le hacen llegar al candidato sus buenos deseos, eso que ni que.
El caso es que, la conclusión del Foro fue, la misma de siempre: con Internet o sin ella, los jóvenes – no solo los de Monterrey o los de México – del mundo, no les gusta participar en política, o en elecciones, y cuando se deciden, lo hacen de manera explosiva, tomando las calles al grito del chiquibum a la bim bom ba, y chinge su madre los reaccionarios, conservadores, la embajada norteamericana, el PRI, el PAN y hasta mis papas, que para eso soy tapado, grafitero o miembro del Comité de Huelga de mi Universidad.
Benito Nacif Hernández, Consejero Electoral del IFE , nos habló sobre las estadísticas a nivel mundial, que reflejan, al igual que en nuestro país, una pobre participación de los jóvenes en los procesos electorales y en la política. Mencionó que, en México, la gráfica de participación forma una especie de campana de Gauss invertida, con una gran participación de jóvenes de 18 años, que desean probar si su credencial de elector sirve para algo más que para ingresar a los antros, para decrecer abruptamente a los 19. De acuerdo a Nacif, es hasta pasado los 30 años, cuando primero las jóvenes, y después los varones, regresan a las urnas, hasta que al paso de una, dos, o tres elecciones, de votar, se les convierte en un hábito trianual, y entonces, dan la impresión ya se les quitó, o lo Web On, o lo revolucionario, o lo comunista o lo pendejo.
Lo curioso es que, aunque sean pocos los que acuden a votar, y participan, pueden decidir una elección. En Monterrey, solo en Monterrey, los jóvenes entre 18 y 34 años representan un poco más, un poco menos que el 40% del padrón electoral. Son entre 350 y cuatrocientos mil muchachos y muchachas, que en una elección cerrada, donde el ganador será por una diferencia menor a 40 mil votos pueden marcar la diferencia.
Muchos aseguran que en el 2006, los jóvenes llevaron a Calderón a la Presidencia de la República. Entre 3 y cuatro millones de ellos votaron, y la mayoría, cuando menos para hacer la diferencia, lo hicieron a favor del candidato del PAN.
Rodrigo Medina, Fernando Elizondo, Abel Guerra, Larrazabal, Pérez Góngora, Mauricio Fernández, Tatiana, Marcela Guerra, Felipe Enriquez y todos los cientos, miles de candidatos que aspiran a representarlos, quieren acercarlos, incentivarlos, motivarlos, movilizarlos.
El 5 de Julio, en Monterrey, en Nuevo León o en todo el País, esos jóvenes podrán de nuevo hacer la diferencia. El chiste es que se decidan; que a pesar de la cruda, la desvelada, la apatía, la hueva y la indiferencia que los distingue se sacudan, se levanten y acudan a votar por quienes quieran. Votos racionales o emocionales cuentan lo mismo. Lo importante es que empiecen a crearse el hábito de votar para decidir.
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