Vuelvo a citar al Dr. Daniel Eskibel, que en su libro «Campaña Electoral: cómo viajar del Caos a la Estrategia», nos enfatiza que no hay un solo modo de hacer campañas electorales. En su experiencia, existen básicamente cuatro:
1-. Modelo Dinosaurio
Es la campaña electoral al viejo estilo. El eje es el candidato, sus ideas y sus proyectos. Solo se trata de recorrer el país, hablar en todas partes y aparecer con frecuencia en los medios de comunicación.
Enamorado de su discurso, el candidato cree que basta con soltarlo por doquier para que los electores corran a votarlo.
Y para la publicidad siempre hay un compañero o amigo político que algo sabe de eso. Además es simple: solo se trata de mostrarlo y de hacerlo ir. Apenas los más audaces agregan algún toque de ingenio o juego de palabras que suene bien.
2-. Modelo Tecno
Tecno de tecnocrático. Es la campaña electoral aggiomada, que busca deliberadamente ponerse al día. El eje de la emisión del mensaje, su calidad técnica, incluso su perfección.
Publicidad hecha por especialistas destacados, excepcional trabajo de cámaras, locutores de primer nivel, esteticismo puro. Y un candidato impecable, con el traje justo, la corbata justa y la sonrisa también justa.
Aquí reinan las formas, la exterioridad, el buen gusto, inclusive lo light. Algunos anuncios coquetean con el arte, y hasta pueden abrir puertas en festivales publicitarios.
3-. Modelo Gurú
Aquí la estrella es el consultor político. Actúa a modo de gurú y aplica sus recetas en todas las campañas. Sus mismas recetas en todas las campañas. No importa dónde, cuándo, cómo ni por qué. Siempre la misma receta repetida hasta el infinito.
4-. Modelo Elector
Es la campaña electoral centrada en la persona que elige, el votante, el elector. El eje para planificarla no es ni el candidato ni tampoco deleitar con el mensaje ni desplegar el virtuosismo del gurú.
El eje está en el receptor del mensaje, en el ciudadano que va a votar, en el complicado territorio de su psicología. Ese elector debe ser la obsesión de la campaña. Su perfil, su conducta, sus gustos, sus obsesiones, sus opiniones, sus problemas.
La campaña debe ser a medida del elector, no del candidato ni del publicista ni del consultor.
La mente es el campo de batalla. Sobre ella hay que operar. Comunicación persuasiva no es lo mismo que comunicación bonita. Es una campaña que convence, que da en el blanco, que provoca la reacción adecuada. No busca el placer estético, sino la eficacia para provocar el voto.
En BÖRTE nos especializamos es utilizar eficazmente las encuestas y los focus group, y tener la inteligencia de un grupo de expertos en comprender los anhelos, los deseos, los problemas, las angustias, las necesidades de los electores. Y nuestros mensajes no son bonitos, son eficaces.
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...