Segunda entrega de la célebre serie de novelas “La trilogía de New York”, “Fantasmas”, al igual que “Ciudad de cristal” comparten elementos temáticos y estructurales. Ambos relatos exploran la ciudad de Nueva York como un escenario central, donde los personajes principales se ven inmersos en situaciones misteriosas y llenas de suspenso. Además, en ambas historias se cuestiona la identidad y la realidad, y se utilizan elementos de la novela negra para crear una trama que intriga. La soledad y la búsqueda de significado también son temas recurrentes en ambas novelas, reflejando la preocupación de Auster por la condición humana y la complejidad de la experiencia urbana.

Esta semana, revisando mis notas sobre “La trilogía de New York” caí en cuenta que no había leído “Fantasmas”. Es más, aunque tengo la edición de Anagrama donde reúne a las tres novelas y además cuento con la bella edición de Libros de Zorro rojo donde la estoy leyendo, no la había leído; igualmente, me llamó la atención que no contara con ninguna edición individual de la novela.

En «Fantasmas», seguimos la historia de Azul, un detective privado en Nueva York, quien es contratado por Blanco para seguir y vigilar a Negro. Azul acepta la misión y se muda a un apartamento frente al edificio donde vive Negro para llevar a cabo su tarea. A lo largo de la historia, Azul se sumerge en la vigilancia de Negro, tratando de descifrar -si es que existe- el misterio detrás de sus acciones. A medida que Azul lleva a cabo su tarea, se ve envuelto en una serie de recuerdos y reflexiones sobre diversos temas, desde literatura hasta la construcción del puente de Brooklyn.

Desde el principio, nos involucramos en un mundo donde los personajes son identificados por colores en lugar de nombres, lo que genera una sensación de anonimato y distanciamiento que se refleja en la narrativa. La tarea de vigilancia se va desarrollando a aparente satisfacción de Blanco, mientras se va desencadenando una serie de eventos que desafían la percepción y la realidad.

Auster sitúa la historia en la ciudad de Nueva York durante la década de 1940, un período de transformación y cambio cultural, para explorar cuestiones más amplias sobre la naturaleza de la realidad y la percepción, la soledad y la búsqueda de significado, así como para examinar las complejidades de la vida urbana en una gran metrópoli.

Los personajes, aunque presentados de manera esquemática, cobran vida a través de sus acciones y reflexiones más que diálogos. Azul, el protagonista, emerge como un individuo en busca de su propia identidad mientras se enrolla en el mundo de los demás. Blanco y Negro, aunque parecen opuestos, me parece que representan facetas diferentes de la misma persona.

La estructura de la novela, aunque aparentemente fragmentada, revela una cuidadosa planificación por parte del autor. Auster utiliza técnicas literarias como el monólogo interior y los saltos temporales para construir una narrativa multidimensional que invita al lector a reflexionar sobre los temas subyacentes. Además, la incorporación de elementos metaficcionales, como la referencia a la propia novela dentro de la novela, añade una capa adicional de complejidad y ambigüedad a la trama.

Uno de los aspectos más destacados es el estilo de Auster, que se caracteriza por una prosa concisa pero cargada de significado. A través de descripciones detalladas y diálogos precisos, el autor logra crear una atmósfera de suspense y desconcierto. Además, incorpora como en “Ciudad de cristal”, elementos intertextuales, haciendo referencia a obras literarias y figuras históricas, lo que añade atractivo a la lectura.

“Fantasmas” es una novela corta que no resulta difícil de leer aunque puede plantear desafíos para algunos lectores debido a su estructura y a los múltiples significados que ofrece, y si bien no sigue el esquema tradicional de una novela de detectives, «Fantasmas» presenta elementos de misterio y suspense. La trama gira en torno a la misión de Azul de seguir a un hombre llamado Negro, sin comprender completamente el propósito de esta vigilancia. Esta intriga y el desarrollo de los eventos mantienen al lector en suspenso y lo llevan a cuestionar las motivaciones de los personajes. En conjunto, «Fantasmas» se mueve entre varios géneros literarios, fusionando elementos de la novela contemporánea, el misterio, la metaficción y la exploración psicológica para crear una obra rica en significado y profundidad.

En resumen, «Fantasmas» es una novela que combina suspense, intriga y reflexión en una narrativa cuidadosamente elaborada. A través de su prosa evocadora y su exploración de temas profundos, Paul Auster nos invita a adentrarnos en un mundo de misterio y ambigüedad donde la realidad y la ficción se entrelazan de manera fascinante.¡Te leo!