Lo ocurrido pasado fin de semana en el estadio del Santos Laguna debe de provocar una revisión a fondo del protocolo que se debe seguir en casos similares, pues ningún evento que concentre personas está exento de padecer este tipo de eventos. Debemos reconocer que el Torreón los asistentes actuaron con gran madurez y responsabilidad, pues mientras duró la balacera permanecieron ¨resguardados¨ sus lugares, y cuando se dejó de escuchar el tableteo de las armas, salieron con calma del centro deportivo, guiados, supongo, por los responsables del lugar.
De hecho los únicos que salieron corriendo como velocistas fueron los protagonistas del partido, desde los árbitros, pasando por los jugadores, entrenadores, masajistas, que huyeron en estampida casi casi al inicio de la balacera. No sé que pensaron o se imaginaron que sucedía, pero no se tomaron ni un segundo en investigar nada, y mejor huyeron, por aquello del no te entumas.
El caso es que las autoridades tienen la gran responsabilidad de revisar a fondo cada uno de los eventos que concentren personas para garantizar que ningún loco, ni grupo de criminales podrá atentar contra ellos. Esta vez, hubo suerte, esperemos que la próxima además de suerte, haya previsión.