¿Qué buscamos cuando nos decidimos a abrir nuestro blog? A pesar de que es una herramienta con algunos años de historia, yo nunca me había decidido a tener el mío porque pensaba, que después de escribir en los periódicos del Grupo Reforma por casi 20 años, poco tenía que decir que tuviera algún interés para alguien. O cuando menos eso entendí cuando el editor de la sección donde escribía me comunicó que la página de opinión de la sección desaparecería arrasada por un nuevo diseño editorial, obligado por el cambio que se estaba dando en el mercado al cual se dirigía la sección, donde las PC´s eran una herramientas ya poco sexi´s, con su tecnología ya muy conocida por la mayoría mientras que por otro lado empezaban a emerger nuevos aparatos, donde convergían la PC, la telefonía celular, la música, el video, la internet y cuyos gadgets despertaban mucho interés.
El caso es que desde que escribí la última columna – por cierto, cuando la escribí no sabía que sería la última, si no me hubiera despedido – no me había animado a escribir nada, un poquito frustrado porque pensaba que la mera verdad es que la página de opinión donde escribía ya nadie la leía como me lo indicaban el descenso del número de correos que recibía en mi buzón por parte de los lectores. Sin lectores que te hagan saber que te leen, que les gusta y que no, sus acuerdos y desacuerdos poco a poco había perdido el interés en la columna, y esa desatención hasta yo mismo la notaba cuando la releía, como es el caso de la última que aquí, en este Blog les presento.
Por eso ahora que empecé de nuevo a escribir me gustaría recibir retroalimentación de la gente, y es fecha que, aunque he recibido más de 90 visitas – pocas aún para el tamaño del mercado, muchas cuando tienes tanta competencia -no he recibido ningún comentario a mis escritos. Sé que no hay ningún virtuosismo en ninguno de ellos; igual sé que tampoco descubro un nuevo hilo negro, ni muestro ideas cuya profundidad pueda motivar a un lector a reflexionar profundamente sobre lo aquí leído. No, la verdad son unas cuantas líneas escritas por un tipo que después de tres años de no hacerlo, ha reencontrado en la escritura una pequeña satisfacción personal, la que le da el saber que puede articular dos o tres frases y una que otra idea juntas, aunque no sean muy originales.
Vaya pues esta reflexión sabatina, escrita unas horas después de que otra deportista mexicana, María Del Refugio Espinoza conquistara la segunda medalla de Oro para México en las Olimpiadas de Beijing, alegrando con ello de nuevo a millones de mexicanos, que amanecimos con la ilusión de que María refrendara su supremacía en el tatami chino. La taekwandoín tiene carisma, tiene un aura que a mi me impresiona. Su tranquilidad pero a la vez su determinación se le nota fácilmente en cada entrevista televisiva que había visto de ella. Yo, la verdad, la veía plenamente segura de que se llevaría la medalla de Oro, y así lo hizo, se la llevó para alegría de todos. Una felicitación para María, sus familiares y principalmente a su entrenador, que se enfrentó al fuego amigo que se enciende tan fácilmente en la burocracia deportiva mexicana.
Bueno, hay nos veremos más tarde y de nuevo, disfrutemos con el triunfo de María.