En su ambiciosa novela “La sinfonía del azar” (bello título), Douglas Kennedy nos adentra en los complejos desafíos de un período tumultuoso de la historia estadounidense y mundial, que se despliega a lo largo de poco más de 600 páginas. Desde las tensiones políticas que rodearon el golpe de Estado en Chile en 1973, pasando por el conflicto irlandés conocido como “The Troubles”, hasta los escándalos estadounidenses de Watergate y la devastadora crisis del SIDA en los años 80, Kennedy entrelaza eventos históricos con la vida de su protagonista, Alice Burns.

Segunda novela que leo de Douglas Kennedy, y al igual que en mi primera experiencia con “En busca de la felicidad”, quedé encandilado desde el inicio con “La sinfonía del azar”. Douglas Kennedy es un novelista estadounidense conocido por su habilidad para entrelazar tramas personales con contextos históricos profundos. Nacido en 1955 en Nueva York, ha vivido y trabajado en diversas ciudades, incluyendo Dublín y Londres, lo que ha influido en su escritura. Se han vendido más de 14 millones de copias de sus libros en todo el mundo y su obra ha sido traducida a veintidós idiomas.

La novela sigue a Alice Burns, una mujer de origen irlandés y judío que trabaja en una editorial en Nueva York. A lo largo de sus casi 600 páginas, Alice relata los turbulentos entresijos de su familia, que incluyen secretos, mentiras y traiciones entrelazados con eventos históricos relevantes de Estados Unidos. A través de flashbacks y subtramas, se nos revelan una serie de conflictos en su clan : su padre, un exmarine estadounidense y ejecutivo minero que participó en la intervención de la CIA en Chile; su madre, judía y proveniente de una familia de inmigrantes, representa un contraste con el padre de Alice. Su historia y la dinámica de su matrimonio reflejan las luchas de las mujeres en esa época, atrapadas entre las expectativas familiares y sus propios deseos; su hermano Adam, un delincuente de cuello blanco; y su otro hermano, Peter, un escritor que publica un libro exponiendo los oscuros secretos familiares.

Alice, sobreviviente de una experiencia atroz, marcada por el pasado y en busca de libertad personal, navega entre los conflictos internos de su familia y sus propias experiencias de vida, las cuales abarcan desde Connecticut hasta Nueva York y, en una estancia breve, tan breve como brutal, en Dublín. En su recorrido, se enfrenta a la desaparición de una amiga acosada en la escuela, a las trágicas muertes de un profesor querido en la secundaria y de su novio irlandés, así como a las presiones de un sistema que define y limita su vida.

Escrita en primera persona desde la perspectiva de nuestra protagonista, Alice, esta singular elección del autor nos permite adentrarnos en sus pensamientos, emociones y experiencias, ofreciéndonos una visión íntima de su vida y de las dinámicas familiares y sociales que la rodean. Sin querer presumir de conocedor de la psique femenina —que no lo soy—, debo decir que el trabajo del autor en este aspecto es destacable. Sumergirse en la psicología y experiencia femenina no debe resultar fácil para un escritor. Sin embargo, creo que Kennedy aborda este reto con respeto y sensibilidad, capturando la introspección, el conflicto emocional y las luchas internas de Alice de forma que su personaje se siente razonablemente genuino y vívido, aunque algunas de sus decisiones me parecieron, ¿cuestionables?”

Alice, nuestra protagonista Alice Burns es un personaje a ratos desconcertante. Pasa por trances difíciles, dolorosos, incluso violentos, pero a veces se pasa de quejica. Su familia, por ejemplo, a muchos les parecerá de lo más normal considerando sus antecedentes. Una madre judía, cayendo en ciertos estereotipos, es protectora, estricta, sarcástica; un padre, ejecutivo ex marine que por amor a la patria colabora con la CIA, tampoco es como para cortarse las venas; su matrimonio: desesperadamente infeliz. Sin duda una familia caótica y complicada, pero como muchas. La perdonaba porque durante la lectura entendía que la novela trataba sobre una historia de formación que narra el desarrollo y crecimiento personal de Alicia a lo largo de su juventud.

Resumiendo: La sinfonía del azar se presenta como un gran fresco familiar con la historia de los Burns: el padre, un veterano de origen irlandés y de ideología conservadora; la madre, de origen judío, frustrada por una vida que le resulta demasiado predecible; y los tres hermanos, cada uno intentando sobrevivir a su propio caos interior mientras el mundo a su alrededor se desmorona. Lo que podría sonar como un melodrama fácil es, en realidad, un relato cargado de sutileza y matices, donde Kennedy acierta al darle una voz poderosa y vulnerable a Alice, una protagonista que busca respuestas en medio de la incomprensión de su familia.

Además, a mí me gustó ese repaso por la historia estadounidense de los 70 y 80 por su cercanía. A la distancia, pero me tocó vivir el Pinochetazo, el conflicto en Irlanda, el escándalo de Watergate, la llegada de Reagan y el surgimiento del SIDA.

La sinfonía del azar es una buena lectura si buscas una novela que ofrezca una historia familiar intensa y llena de contradicciones, donde las relaciones y el pasado nunca se olvidan ni quedan atrás. A Alice Burns, pero sobre todo a Douglas Kennedy, vale la pena seguirles la pista. ¡Te leo!”