
«Fortuna», de Hernán Díaz, me resultó una experiencia literaria inesperada, atrapándome en un torbellino de intriga narrativa y provocándome como lector, una reflexión profunda sobre las herramientas literarias que al ser utilizadas con maestría por un autor pueden sumergirte en un juego literario, donde la ambigüedad se convierte en una virtud y la búsqueda de significado mientras lees, se transforma en un reto inesperado.
Recuerdo que desde que se publicó en su versión original en 2022, “Fortuna”, la segunda novela de Hernán Díaz provocó gran revuelo, pues fue considerada entre los mejores libros del 2022 por medios tan influyentes como el Time, The New York Times y el Washington Post; incluso, “Trust” -el título original- apareció en la lista de lecturas recomendadas por Barack Obama. Por cierto, me llamó la atención y me dijo mucho sobre su relevancia, la rapidez con que Anagrama publicó la versión en español.
Tan pronto me topé con ella, la compré, pero por esos caprichos lectores que a veces le ocurren a uno, la dejé en espera, a pesar de tantos elogios leídos acerca de “Fortuna”. Muy pronto terminó el año, y cuando apareció la lista sobre las mejores novelas del 2023 que año tras año publica El País como la número 1, la acerqué, consiente que pronto me lanzaría a su lectura, como ocurrió.
Hernán Díaz es un escritor y profesor residente en New York. Autor de dos novelas “A lo lejos” (2017) y “Fortuna” (2022), estudió Literatura en la Universidad de Buenos Aires. Posteriormente obtuvo una beca en el King’s College en Londres y realizó su doctorado en la Universidad de New York. Actualmente imparte clases en la Universidad de Columbia. Su primera novela “A lo lejos” fue finalista de los premios Pulitzer4 y PEN/Faulkner.
La novela explora la vida del magnate financiero Andrew Bevel y su esposa Mildred. El papel de Bevel es relevante en el mundo financiero porque encarna la figura del empresario autodidacta que, a través de su habilidad para comprender y manipular el mercado financiero, se convierte en un personaje central en la creación y consolidación de la riqueza. Su participación activa en el crac del 29 revelan la complejidad de las relaciones entre el dinero, el poder y la percepción pública. Bevel se convierte en un símbolo de la capacidad del individuo para moldear su propia narrativa y, por ende, su imagen ante la sociedad y la historia.
Además, la novela profundiza en la intersección entre la vida personal de Bevel y sus actividades financieras, explorando cómo las decisiones económicas impactan su relación con la filantropía de su esposa Mildred y su entorno más cercano. Esta conexión entre lo personal y lo financiero refleja la intrincada red de influencias y consecuencias que caracteriza al mundo financiero y arroja luz sobre la complejidad del capitalismo, la construcción de la identidad en el ámbito financiero y la interacción entre las narrativas individuales y la historia económica que sustentan el poder y la percepción en este contexto.
Pero lo que me voló la cabeza es la estructura narrativa que utilizó Hernán para contarnos la historia de Andrew: la novela la divide en cuatro partes, cada una narrada desde la perspectiva de un personaje diferente, jugando con la intertextualidad y la meta literatura para examinar la relación entre el dinero, la ficción y la construcción de la identidad. llevándonos a través de cuatro perspectivas entrelazadas que revelan la vida del empresario.
La trama se inicia con «Obligaciones», una novela dentro de la novela, que presenta la vida de un magnate llamado Benjamín Rask y su mujer, Helen. Luego, en «Mi Vida», la segunda parte, es el propio Andrew Bevel quien intenta contar su versión de los mismos eventos que relata Harold Venner en “Obligaciones”. «Recuerdos de unas memorias» es narrado por Ida Partenza, la secretaria de Bevel, y finalmente, «Futuros» revela la perspectiva de Mildred Bevel, la esposa de Andrew.
A través de estos relatos entrelazados, «Fortuna» examina temas como la construcción de la verdad, la influencia del dinero, y cómo las narrativas individuales dan forma a la percepción de la realidad. Soportado por esta imponente arquitectura narrativa, Díaz cuestiona la confiabilidad de las historias, explorando la relación entre el dinero y la ficción. Leer «Fortuna» es sumergirse en un viaje literario que ilumina la fragilidad de nuestros conocimientos en las construcciones narrativas y redefine la experiencia de la lectura misma.
Díaz despliega una prosa exquisita que oscila entre lo poético y lo pragmático, presentando una diferenciación de estilo y prosa entre los cuatro libros que la componen. Cada sección, narrada desde la perspectiva de un personaje diferente, adopta un tono distintivo y una voz única.
Desde la prosa acumulativa y lineal en «Obligaciones» hasta la autobiografía fragmentada en «Mi Vida», pasando por los recuerdos narrados en primera persona en «Recuerdos de unas memorias» y la poesía íntima de un diario en «Futuros», la novela abraza una variedad de estilos que reflejan las diferentes personalidades y experiencias de los protagonistas. Este juego estilístico contribuye a la riqueza y complejidad de la obra.
Al sumergirme en este juego literario, me enfrenté a la fragilidad de las narrativas y a la redefinición de mi experiencia de lectura. «Fortuna» es una magistral novela que sobrepasó a mis expectativas, y que se convirtió en un tesoro literario que me provocó, intrigó y conmovió como lector, marcando su lugar no solo entre las mejores del año, sino entre las joyas literarias atemporales. ¡Te leo!