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Me resulta muy embarazoso escribir sobre mis lecturas de la obra de Agatha Christie. Aunque parezca que soy un pedante pensando que todo el mundo conoce su obra, siento que sobre Agatha, Hércules Poirot y Miss Marple ya está todo dicho, escrito, adaptado, alabado y criticado. Mientras escribo este texto, pienso que poco o nada puedo aportarte sobre estas dos novelas de Christie, leídas este mes de mayo como descanso entre una lectura demasiado ambiciosa que me está desbordando.
No soy un súper fan de Christie. La leí por primera vez ya mayor, hace 4 años, como un homenaje a mi padre, quien sí era un lector asiduo de las novelas de Agatha. No había noche en la que, al asomarme a su recámara, no lo encontrara leyendo alguna de sus novelas en una de esas ediciones baratas. Colecciono la serie que está publicando Planeta DeAgostini, la cual ves en la fotografía, para recordar a mi padre, teniéndolo muy presente en mi biblioteca a través de la colección, que, como podrás observar, se encuentra en un lugar muy visible. Y es que no me perdono no haber tenido la precaución, al morir él, de guardar sus libros, que mi madre, en un arranque de dolor e ira y sin avisar ni preguntar, envió a la basura.
Ahora que la tengo tan a la mano, me resulta fácil, cuando estoy cansado, agarrar uno de los hermosos tomos y ponerme a leer. Espero no ofender a los fanáticos de la autora al afirmar que su lectura es para mí una especie de descanso activo, porque aunque las novelas de Christie te atrapan, te provocan a entrarle al juego de encontrar al asesino y te estimulan el intelecto, se leen fácilmente y sin alterar demasiado tu estado emocional, o cuando menos reconozco que a mi, sus novelas no me provocan reacciones emocionales.
Buscando referencias en Internet para elegir entre tantas opciones de lectura, y habiendo leído “Asesinato en el Oriente Express”, “Diez negritos”, “El misterio de la guía de ferrocarriles”, “El misterioso caso de Styles”, “Noche eterna” y “Un cadáver en la biblioteca”, opté por “El asesinato de Roger Ackroyd”, que era una de las novelas que más apariciones tenía cuando le preguntabas a Google sobre la mejor novela de Agatha Christie.
Roger Ackroyd es un empresario inglés que es asesinado en su biblioteca con una puñalada por la espalda. Es el narrador, el Dr. Sheppard, quien, respondiendo a un llamado telefónico nocturno, descubre el cadáver. Hércules Poirot, un reconocido detective belga, ingenioso, meticuloso, astuto, refinado y elegante, es llamado a encargarse de la investigación. Con su lógica, sus interpretaciones psicológicas y la observación de los detalles, nos hace sospechar hasta de nosotros mismos, para que al final nos revele al asesino, que, como siempre me pasa, era del que menos sospechaba.
A “Navidades trágicas” llegué de una forma más simple: era el más a la mano. Me encontraba tan cansado por la lectura de “Por el camino de Swann” que no tenía ganas ni fuerza mental para buscar recomendaciones. “Navidades trágicas” me llamó la atención porque el asesinato ocurre avanzada la trama, cuando, a invitación de Simeon Lee, se reúnen en su mansión su familia, integrada por sus hijos Alfred y Lydia, Harry, David y Hilda, George y Magdalene, así como dos invitados sorpresa: una joven española, Pilar Estravados, nieta de Simeon, y Stephen Farr, un joven sudafricano.
Hércules Poirot, casualmente en la zona, es convocado para colaborar con la policía local y descubrir al culpable. A medida que indaga y analiza las motivaciones y relaciones entre los familiares reunidos y la servidumbre de la Mansión Lee, se descubre una red de celos y desencuentros familiares, llevando a un sorprendente -bueno, para mí todos lo son- desenlace, en una muestra clásica del talento de Agatha Christie para crear una trama intrigante y llena de giros sorpresivos en un ambiente que supuestamente debería ser festivo.
Las dos novelas presentan un asesinato en un «cuarto cerrado», un elemento distintivo y recurrente en muchas obras de misterio de Agatha Christie. Esta trama desafía tanto al lector como al detective a resolver un crimen en un entorno en apariencia inexpugnable, como un cuarto sin salida visible o con medidas de seguridad extremas.
El crimen en un cuarto cerrado agrega un nivel adicional de misterio y suspense a la trama, ya que no solo implica descubrir al perpetrador, sino también entender cómo logró cometer el crimen aparentemente sin dejar rastro ni posibilidad de escape. Esta trama ejemplifica el talento de Agatha Christie para tejer hábilmente detalles y pistas, creando historias cautivadoras que mantienen a los lectores intrigados y entretenidos hasta el desenlace final.
Si has llegado hasta este punto, te agradezco la atención que me has brindado. Si eres amante de las novelas de misterio y la intriga, si disfrutas resolviendo acertijos y ejercitando tu mente para desentrañar misterios y descubrir al culpable antes de tiempo, si te gusta la literatura clásica de detectives con personajes icónicos como Poirot y Miss Marple, si te interesa la psicología humana y las motivaciones del asesino, si aprecias las novelas llenas de suspenso y giros inesperados, entonces te recomiendo las obras de Agatha Christie. ¡Te leo!