
Si decidiste continuar con la lectura, te lo agradezco por anticipado. Hace muchos años que no leía dos libros de un mismo autor tan seguido, y mucho menos ya habiéndolos leído, pero no pude resistir, después de leer “De qué hablo cuando hablo de correr”, regresar a “De qué hablo cuando hablo de escribir”, que la leí hace un poco más de 4 años.
Los dos libros nos permiten conocer a Haruki Murakami. Los dos tratan de sus hábitos, rituales, retos y manías, las de un escritor que corre, porque está convencido que la actividad física mejora su capacidad como novelista y contribuye a que su creatividad se reafirme. La diferencia es que este libro se centra en su vocación, su profesión, en su vida como escritor.
Estudiante mediocre, lector voraz, amante de la música pop y del jazz, cuando egresó de la Universidad decidió abrir un bar para poder escuchar música todo el santo día. Un tarde, presenciando un juego de beisbol, de forma súbita, decidió que escribiría una novela. La escribió, la envió a un concurso, se dio por satisfecho y continúo trabajando duramente en su bar.
Cuando ya se había olvidado la novela, recibió el anuncio de que se encontraba entre 5 finalistas al premio para el mejor escritor novel de la revista literaria Gunzo. Unas horas después, caminando con su mujer, se dijo, convencido de ello: “Voy a ganar ese premio, sin duda. Me convertiré en escritor y tendré cierto éxito”. Y lo logró, vaya si lo consiguió.
Sé que en grupos como este encontramos muchos jóvenes que anhelan hacer de la literatura su forma de vida. Les recomiendo la lectura de Murakami porque tiene la virtud de convencerte que puedes alcanzar tu sueño. No es un manual del tipo “El arte de escribir” o “Cómo escribir un bestseller”. No, no va por ahí.
“De qué hablo cuando hablo de escribir” es un ejercicio honesto donde Murakami revela las claves de su trabajo, donde nos cuenta, sin alardes ni falsa modestia, como el azar jugó a su favor hace treinta y cinco años, pero que con disciplina, organización, trabajo duro, serio y rutinario, sumado a cierto talento para escribir, logró construir una larga carrera que le permitió vivir con la libertad que siempre pretendió.
Leer mucho, escribir, corregir y re escribir más; si no estás trabajando en una novela, escribir otros géneros o traducir como él lo hace, pero escribir, diariamente escribir. De acuerdo al autor, la tenacidad, la regularidad, el esfuerzo y la energía que pongas en tu trabajo siempre te generaran buenos frutos, pues para Murakami, cualquiera puede escribir una novela; lo difícil es vivir de escribir, y eso se puede lograr más con talacha que inspiración.
A los lectores que nos gusta leer todo acerca de los libros, la literatura y sus autores encontraremos en la lectura “De que hablo cuando hablo de escribir”, la visión de Murakami sobre la industria editorial, los premios literarios, acerca de sus maestros, sobre la creación literaria y la originalidad.
Los que nos gusta además las novelas de Murakami, tan desconcertantes para su haters, pero tan originales y audaces para nosotros, “De qué hablo cuando hablo de escribir” nos permite conocerlo mejor. No sé si a ustedes les ocurre, pero a mi me agrada saber lo más que pueda de mis autores favoritos. Investigar, profundizar en su vida y en su obra, nos hace crecer como lectores, ¿no crees? ¡Te leo!
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